
Exposición “El fin es el principio” de Laura Orcoyen / Ph: Aguirre V / Gentileza: Ivana Hirz - Prensa Grupo Mass
Una reflexión sobre los mundos visibles e invisibles a través del diseño:
Laura Orcoyen presenta “El fin es el principio” en el Museo Nacional de Arte Decorativo
La exhibición celebra la trayectoria de una creadora que transforma los espacios en experiencias sensoriales. Podrá visitarse desde el 11 de noviembre hasta febrero.
El Museo Nacional de Arte Decorativo presenta El fin es el principio, una exhibición de Laura Orcoyen, reconocida diseñadora e interiorista argentina con más de cuatro décadas de trayectoria. Con curaduría de Wustavo Quiroga, la muestra constituye una exploración poética y sensorial sobre las correspondencias entre los mundos visibles e invisibles, en la que el diseño se convierte en un puente entre arte, filosofía y naturaleza.
Esta exposición marca un punto de inflexión en la trayectoria de Laura Orcoyen, al vincular décadas de creación en el ámbito del diseño con el espacio museístico.
“La obra de Laura Orcoyen condensa muchos de los valores que desde el Museo Nacional de Arte Decorativo buscamos promover: el cruce entre arte, diseño y oficios; la recuperación de saberes locales y la proyección hacia nuevas formas de habitar lo contemporáneo" comparte Hugo Pontoriero, director del MNAD.
Desde esa mirada que trasciende la función utilitaria, la diseñadora interviene el Palacio Errázuriz, sede del MNAD, invitando a reflexionar sobre el poder emocional y simbólico de los objetos y sobre propuestas inoovadoras de interacción con el entorno.
El cosmos en la vida cotidiana
El fin es el principio despliega un sistema de correlaciones entre lo cotidiano y lo trascendente por medio de escenas cercanas: el living, ámbito de reunión y constelación; el bar, lugar de transmutación; el comedor, plataforma de nutrición; el jardín, territorio de expansión; el aposento, espacio de imaginación; y el vestidor, escenario de cambio de piel. Incluso la muerte aparece incorporada como parte ineludible del ciclo vital. En cada uno de estos escenarios, los diseños de Laura O se cargan de múltiples capas de información —filosofía, biología, alquimia, astrología y tecnología—, construyendo un universo donde materia y energía se entrelazan.
El recorrido resuena además con la colección permanente del Museo. Un punto destacado es el proyecto inconcluso La muerte del Poeta de Auguste Rodin, pensado originalmente para el Palacio Errázuriz, que aquí se resignifica como una reflexión sobre la pérdida del sentido y el devenir incesante de la vida.
La exhibición se enriquece con la participación de destacados artistas contemporáneos —Elba Bairon, Leo Batisteli, Esmeralda Escasany y Martina Quesada—, la alquimia de Justo Sánchez Elía, el arte digital de Juan Goyret y referencias a la filosofía de Byung-Chul Han, cuyas obras y pensamientos dialogan con los conceptos propuestos por Laura O. A ello se suma la presencia de un grupo de performers dirigido por Flor Sánchez Elía y Fran Stella, que introduce relaciones vivas entre la Historia del Arte y la actualidad, expandiendo los límites entre lo visible y lo invisible. Esta dimensión performática, documentada a través de la realización audiovisual de Ramón Miquelot, amplía el campo de lectura de la muestra y su diálogo con el Museo Nacional de Arte Decorativo.
Con el apoyo de De Stéfano y el acompañamiento de Changan Argentina, la exposición se convierte en un viaje de sentidos múltiples que reafirma a Laura O como una de las voces singulares del diseño argentino contemporáneo.
Habitar lo invisible
Fundadora del espacio Laura O, Orcoyen se distingue por su visión del diseño como una práctica cercana e íntima, que responde a las necesidades de cada época, comunidad y persona. En esta nueva propuesta, la diseñadora se adentra en la relación entre lo tangible y lo invisible, apelando a un lenguaje que incorpora lo simbólico y lo virtual.
A lo largo de su carrera, Orcoyen impulsó una práctica comprometida con la industria argentina y con la actualización de la artesanía y los talleres de oficios. Su búsqueda estética osciló entre diferentes lenguajes: desde el “neo-criollo”, que rescató la herencia folklórica, hasta sistemas de muebles y objetos que celebran la vida en contacto con la naturaleza, la esencialidad y la libertad de uso. En este camino, junto al arquitecto Pablo Sánchez Elía, su compañero de vida y de proyectos, consolidó una manera de trabajar a gran escala caracterizada por obras sólidas, flexibles y profundamente atentas a los entornos.
Ese mismo compromiso con el mundo silvestre se refleja en la reserva Porã, un proyecto que desde hace dos décadas impulsa junto a su familia en Lima, Provincia de Buenos Aires, sobre la barranca del río Paraná. Allí confluyen la restauración ambiental, la investigación y la creación de un paisaje habitable. El diseño de circuitos y entornos, un vivero autóctono y refugios, responden a un mismo principio: habitar lo salvaje en diálogo y con conciencia.