Procesos creativos

Nicole Tomazi: "Para mí, crear no es una opción, es algo visceral”

La pandemia fue un momento de producción intensa para la diseñadora brasileña, que aprovechó la reclusión para dedicarse principalmente a trabajos manuales.

Por Juliana Nogueira Passos

13.05.2021

La diseñadora Nicole Tomazi aun recuerda la tarde de marzo de 2020, en la que vio una secuencia de mails que cancelaban una a una todas las ferias programadas para el sector. En ese momento se desesperó, pues la primera cosa que le vino a la mente fue la consecuente falta de trabajo. Luego, entendió que sería necesario buscar nuevos caminos. El más importante de ellos fue el retorno a las raíces de su obra, la artesanía, la manualidad de la producción. Se concentró en crear cosas como un movimiento terapéutico y en conectar con otro momento histórico, en el que la relación con el tiempo era otro: “El hombre iba a la guerra y las mujeres se quedaban en casa tejiendo, haciendo ajuares. Me remití a esto, a entender el tiempo de otra forma”. El resultado fue un año que culminó con la creación de siete colecciones.

Para ella, también fue un retorno a los orígenes, ya que su infancia fue rica en experiencias manuales. “La manualidad está en mí y mis juegos infantiles siempre tuvieron que ver con hacer cosas. Aprendí de mi abuela varias técnicas artesanales”, recuerda. En el otro lado de la familia, los hombres tienen historia en la ebanistería. Durante la pandemia se concentró en rescatar esas habilidades: “Me había desconectado de ese tiempo de hacer, porque yo misma ya no hacía”, reflexiona luego de pensar que por mucho tiempo se dedicó a crear y a buscar artesanos que pudieran producir sus ideas. La mayor parte de las personas con las que trabaja son mujeres más grandes, por lo que Tomazi tuvo que suspender cualquier contacto presencial con este grupo: “Sería una gran irresponsabilidad de mi parte seguir trabajando normalmente”, señala. La producción, sin embargo, no paró y se siguieron haciendo los artículos que ya estaban en línea. Las nuevas colecciones sí quedaron en manos de la diseñadora.

De la colección Genius Loci. Gentileza Nicole Tomazi.

Entre sus nuevas piezas, Tomazi creó una colección de gabinetes hechos con residuos de madera. El trabajo es fruto de la colaboración con el diseñador Sergio Cabral, iniciada en 2019. Él, que tiene un posgrado en ciencias de materiales, ha traído esta nueva mirada a la materia prima y juntos, desarrollaron una técnica semejante al papel maché, pero con los restos de madera que quedaban en el torno manual de su casa, donde ella hacía otras piezas. Esta es otra conquista que Nicole atribuye al tiempo: “El diseñador no diseña solo el producto, sino todo el ciclo de la creación. Esto incluye el origen de la materia prima, lo que se pretende hacer, quién va a finalizar y hacia dónde va la basura”. De esta manera, Tomazi y Cabral consiguieron reaprovechar los residuos y concluir el ciclo de la madera.

La situación impuesta por la pandemia también exigió que el mercado en general buscara nuevos caminos, sobre todo por la falta de canales de divulgación de los trabajos. “Por supuesto que se trata de un período terrible, es muy difícil encontrar belleza en días como estos, pero para mí, crear no es una opción, es algo visceral. El desafío es conseguir desplazarnos de la realidad y seguir creando, independientemente de si alguien va a comprar o no”, indica. Uno de los espacios de los que Nicole se apropió fue la columna que ya tenía en la versión online de Casa Vogue. Entre posts, notas y incluso en su cuenta de Instagram, vio como el público accedía a sus piezas.

Estera Laguna, ganadora del Premio Design Casa Vogue 2019, categoría textil. Gentileza Nicole Tomazi.

Desde que comenzó, Tomazi ha visto no solo la maduración de su trabajo sino también cómo sus elecciones adquirieron una mirada más crítica. La colección presentada en Paralela Gift, primera feria en la que participó, allá en el año 2007, era una mezcla de todo lo que consiguió producir con los artesanos de una cooperativa de Porto Alegre. “Ellos tenían técnicas y estaban listados en un catálogo. Elegí todo lo que quería producir, alfombra de uno, canasto de otro. El resultado fue una colección en la que nada concordaba con nada”, se acuerda. En esa época, el trabajo de diseño en Brasil era muy industrial y la artesanía era vista como algo ordinario, de mala calidad y con terminación pobre. “En Europa siempre se valoró más. Allá, un artesano hace el asiento de una Ferrari, en Suiza hace los relojes. Aquí, debido a la ancestralidad de la esclavitud, la manualidad tiene baja jerarquía”, reflexiona. Este era el escenario cuando ella ingresó al mercado y por este motivo muchas veces vio que sus piezas fueron eliminadas de concursos. Hoy la cosa es distinta y las personas pasaron a valorar lo fatto a mano. Siente que su trabajo maduró, pero el mercado también caminó en la misma dirección. “Tengo la suerte de estar aquí, en este tiempo”, bromea.

Otra cosa que cambió con el tiempo fue su relación con los artesanos. La diseñadora recuerda que a principio cargaba con la certeza de que cambiaría el mundo por medio de la artesanía. Con el tiempo se fue dando cuenta de que no todo el mundo quería cambiar, que no todos tenían el sueño de ir a trabajar a la capital o de mudarse a San Pablo. “Por supuesto que hay mucha gente en situación de vulnerabilidad, pero no todos quieren salir de sus lugares. Simplemente sueñan con tener un poco más de dinero, una vida más cómoda y mas comida en la heladera. Si dejan el lugar en donde viven van a ser marginales en otro lado”, afirma. Con esta percepción, también dejó de querer llevar un pedido de 10 mil piezas por mes a un determinado grupo, cuando muchas veces las personas quieren trabajar menos y vivir mejor. En algunos, trabaja volumen de producción, en otros, piezas únicas. Nicole afirma que dejó atrás el idealismo de la juventud y que entender estas diferencias fue fundamental para su crecimiento, no solo profesional sino también personal.