Procesos creativos

Bjarke Ingels: viaje al interior de una mente gigante

El arquitecto danés que quiere revolucionar el urbanismo es el autor del cómic Yes Is More. El título del manifiesto que encierra un juego de palabras (Sí es más) resume el ADN de una de las mentes más creativas del planeta, capaz de proyectar ciudades sustentables, pistas de esquí sobre la terraza de una planta procesadora de residuos y el búnker de Google como un barrio. La escala en función de las necesidades humanas, más allá de la morfología audaz de sus edificios, es la marca registrada de los proyectos de su estudio, Bjarke Ingels Group.

Por Vivian Urfeig

13.01.2020

Ingels pasó menos de 24 horas en Buenos Aires. Llegó para cerrar el proyecto que coordinará en los terrenos del ex Tiro Federal. Y fue invitado a brindar una conferencia magistral. “Ingels rompió muchísimas barreras, transgredió la física, la burocracia y la vieja forma de ejercer la arquitectura. Vale la pena conocerlo”, señaló Álvaro García Resta, secretario de Desarrollo Urbano porteño, el anfitrión del danés que sorprendió a todos por su sentido del humor y la capacidad para desarrollar sus proyectos complejos con ideas claras y comprensibles.

Pabellón danés en la expo de Shangai.

¿Cuál fue tu primer acercamiento a la arquitectura?

Mi padre es ingeniero y mi mamá, odontóloga. No creo que hayan influenciado especialmente, porque estaban bastante obsesionados con mis clases de piano. Pero desde muy chiquito fui siempre el que mejor dibujaba del colegio, del jardín y de la escuela primaria. Mi hermana mayor fue la que cumplió las expectativas, es excelente música y pianista. Y mi hermano menor se destaca en Matemáticas. Mi súper poder, siempre, fue el dibujo. Llegué a la arquitectura sin saber nada de la disciplina, pero sin prejuicios. Y hoy creo que es una herramienta excelente de transformación, funciona de la misma manera que el arte.

 

CopenHill-Urban-Mountain, la pista de esquí sobre la terraza de una planta procesadora de residuos en Copenhague.

¿Qué factores tenés en cuenta durante el proceso de diseño?

La identidad y las necesidades de los seres humanos que habitarán y circularán por esos edificios. El corazón de las diferentes organizaciones, la idioscincrasia del país y su gente. El proceso de diseño parte desde una línea que define el retrato de esos individuos. Y cómo se relacionan con su trabajo, qué experiencia cotidiana y transformadora podrán vivenciar. Me interesan los intercambios, los sitios donde la gente se sienta cómoda para desempeñar su rol. El Museo del Reloj, en Suiza, es un ejemplo que puede ayudar a entender esta búsqueda. En lo personal no sé nada de engranajes de relojería. Pero cuando recibí el encargo de la firma Audermas Piguet para refuncionalizar su planta en Le Brassus (Suiza) me di cuenta de la importancia de bucear en la historia. Entonces dibujé un espiral en el paisaje, un circuito cronológico que canaliza el legado artesanal de estos tradicionales relojes suizos. Estos espirales inclinados se enrollan alrededor de sí mismos como los resortes del reloj. Durante mi primera visita me mostraron una pieza a la que llamaban montre mystérieuse, donde no se podía entender qué era lo que mantenía el minutero en su lugar. Ese fue el punto de partida. La idea fue lograr que los visitantes se sintieran en situación de flotación. La estructura que no se ve, la que falta, es la que define el conjunto.

Museo del Reloj en Suiza. Espirales como engranajes

Para el proyecto de Google, en San Francisco, o Woven City, en Japón, el punto de partida fue de lo micro a lo macro ¿El barrio es aún un módulo replicable?

El barrio funciona como base de transformación comunitaria. Cuando las compañías emplean a más de 4 mil personas no se puede pensar en un edificio. Hay que pensar en términos de urbanizaciones conectadas, con servicios y vistas al paisaje. En este proyecto incorporamos terrazas transitables y aptas para patinar o andar en bicicleta. Al llevar el techo al nivel del suelo, los conjuntos se convertirán en una extensión visual de los parques públicos y el vecindario circundante. Para el proyecto de Woven City, que impulsa Toyota en Japón como un auténtico laboratorio urbanístico, el plan maestro nació a partir de bloques de seis módulos, con tres tipos de calles distintas, para acomodar las diversas necesidades de movilidad. El tráfico rápido se limitará a una clase de vehículo, eléctrico, autónomo y sin emisiones de carbono. El tránsito lento está pensado para ciclistas, peatones y skaters. Los peatones también podrán circular por senderos parquizados exclusivos. El entramado de circulación crece, se replica y conforma un tejido que da como resultado una ciudad conectada. Además las casas serán de madera, se construirán en base a técnicas ancestrales japonesas y métodos de producción robótica.

Google. El bunker en Montain View

¿Cómo y cuánto influye la tecnología en la forma de habitar las ciudades?

El cambio es radical. Por eso creo que con Woven City tenemos una oportunidad única para explorar nuevas formas de urbanismo que podría allanar los caminos para que otras ciudades exploren las posibilidades de la inteligencia artificial, con personas, edificios y vehículos conectados y comunicándose entre sí a través de datos y sensores. El impacto de las nuevas tecnologías ya es un hecho. Vivimos obsesionados por lo digital. Ahora la internet de las cosas determina el comportamiento y tamiza los vínculos. Tenemos que ser muy creativos, porque las próximas décadas serán claves. Se desencadenará la explosión de las urbanizaciones. Entonces, un edificio no hará la diferencia.

Museo en Bordeaux. Hormigón prefabricado