Portrait

Guilherme Wentz: "Sin algo de ingenuidad no hay innovación"

Conversamos con el diseñador brasileño sobre su carrera y cómo llegó a combinar el minimalismo con la tropicalidad.

Por Juliana Nogueira Passos

03.03.2022

Dejemos de lado la estética exagerada que siempre se asoció a la idea de tropicalismo. En las manos de Guilherme Wentz, la “brasilidad” gana aires minimalistas. “Cuando empecé a exponer fuera del país, la gente decía que veía una tropicalidad allí a causa del follaje, las formas orgánicas y la naturalidad característicos de la manera en que nos comportamos”, recuerda. Y fue justamente el aprecio por la simplicidad lo que llevó a ese gaúcho de Caxias do Sul a sumergirse en el diseño.

A los 20 años, cuando era estudiante de administración, los fines de semanas eran dedicados al surf, a hospedajes en cabañas y a caminar descalzo en la arena. Más que un momento de placer, el contacto con la naturaleza hizo que Wentz viera la belleza de las cosas más frugales de la vida. “Por más cliché que pueda parecer, me fui redescubriendo y pasé a percibir valor en cosas que hasta entonces no significaban tanto para mí”, reflexiona. Fue ahí que vio la oportunidad de apostar al camino creativo.

El cambio de carrera no fue tan sencillo. El diseño de mobiliarios aún le parecía demasiado tradicional para su anhelo de crear nuevas formas de expresión. “A medida que fui descubriendo a diseñadores, quiénes eran ellos, quiénes pensaban detrás de las piezas, vi que el mobiliario podría ser una plataforma para determinado comportamiento”, dice Wentz. Hoy, cuando está creando, piensa en las piezas casi como una escenografía, con el ambiente, la música que suena y el personaje que está allí metido.

En 2016, Wentz creó su propia colección y tres años más tarde abrió su propia tienda en el barrio de Jardins, San Pablo. Sofá Dobra/Gentileza Guilherme Wentz.

En el proceso de transición, en el último año de la carrera de administración se dio el lugar al diseño. Luego de una pasantía como docente, el entonces estudiante entró en contacto con Riva, fabricante de piezas en acero inoxidable y plata, con sede en su ciudad, Caxias do Sul, que ya trabajaba con otros diseñadores conocidos. La única vacante disponible era de diseñador gráfico, pero poco tardó en involucrarse en el desarrollo de piezas, aquello que realmente hacía brillar sus ojos. Luego de tres años, listo para levantar nuevos vuelos y llevar su nombre al mercado, ofreció un prototipo desarrollado en clase al estudio paulista Decameron, que más tarde lanzó el producto. Algunos meses después, Riva lo invitó a gestionar una colección firmada.

Desde entonces, nunca más se detuvo. Otras marcas lo invitaron a crear piezas y en 2013 lanzó su estudio de diseño. En 2014 se mudó a San Pablo y dos años más tarde creó su propia colección independiente. Eran pocas las piezas, pero fue la oportunidad para pensar una estrategia integral. Fue una buena escuela para el paso que vino a continuación: en 2019, Wentz abrió su propia tienda, en el barrio de Jardins, San Pablo. “Considero que fue, de hecho, cuando nos posicionamos como marca”, dice.

Estrellas de las góndolas, las luminarias de Wentz conquistaron el gusto del público. “Creé un poco de cada cosa, muebles, luminarias y accesorios. Si bien no son muchas, representan la mayor parte de nuestra facturación”, afirma. Entre las posibles razones, él cree que son piezas donde es posible ser más escultórico. “El LED permite explorar infinitas forma para lo que antes era solo un soporte de lámpara”, dice Wentz. Además, el valor más accesible convierte la pieza en una puerta de entrada para la marca.

Las luminarias son las estrellas del estudio; según Wentz, esto se debe a que en estas piezas se puede ser un poco más escultórico. Lámpara Adobe (izq.)/Lámpara Corda Pendant (der.)/Gentileza Guilherme Wentz.

En el proceso creativo, el diseñador busca referencias en otros campos artísticos. En la moda, su principal inspiración es su coterráneo Oskar Metsavaht, creador de Osklen. “Dentro de la marca, acabé conociendo mucha gente que también busca ese lenguaje, el de nuestra brasilidad”, dice. Además del diseño propiamente, Wentz considera muy innovadores los materiales utilizados por la marca. En la música, le gusta mucho el integrante de la banda Los Hermanos, el carioca Rodrigo Amarante, que también apostó a la carrera solista. “Aunque canta en varios idiomas, él también consigue tener un lenguaje brasileño, lo que es algo único”, observa.

Workaholic asumido, dice que la inspiración viene cuando se sienta a trabajar. Hoy, trata de equilibrar el conocimiento de los procesos industriales con la libertad creativa. Cuanto más sabe sobre el desarrollo de las piezas, más crítico es sobre lo que es posible o no hacer. “Hoy sé si voy a poder o no ejecutar un trazo. Tengo que permitirme una cierta ingenuidad, de lo contrario no hay innovación”, afirma. Es cuando está ante ideas aun no posibles que Guilherme se sienta con los proveedores para encontrar medios de producirlas.

El equipo de la marca está conformado por 10 personas, con funciones administrativas, pero Guilherme trabaja solo en la creación. “Aun necesito aislarme para conseguir trabajar”, dice, aunque crear de manera colectiva esté entre sus aspiraciones. Los planes más ambiciosos, sin embargo, se encauzan en la dirección del minimalismo. "Quiero conseguir, algún día, hacer que mi modo de vida sea sostenible, más leve, con menos cosas, hacer mejores elecciones”. A juzgar por la trayectoria del artista, ese poco debe seguir rindiendo muchas inspiraciones.

Foto de portada. PH: Pedro Perdigao (izq.)/PH: Lorena Dini (derz.). Gentileza Guilherme Wentz.