Procesos creativos

Marie Watt: tejidos, conversaciones y producción colectiva

Entrevista a la artista norteamericana sobre su proceso y cómo influye en su trabajo que ella sea ciudadana de la Nación Séneca.

Por Martín Bonadeo

24.01.2022

Marie Watt es una artista norteamericana y ciudadana de la Nación Séneca. Desde esta doble identidad deconstruye el concepto occidental de la autoría y nos cuenta su forma de producir acciones colectivas y colaborativas. Con la conversación como materia prima de muchas de sus obras nos narra su historia, la importancia de haber crecido en una cultura matrilineal y el lugar de las enseñanzas maternas para comprender sus propios procesos de producción.

Contame de tu infancia y los elementos de tus primeras sensaciones que están presentes en tu producción artística.

Hace mucho tiempo que me considero una alumna táctil y multisensorial. Así es como experimento el mundo. Crecí en un lugar donde el jardín se extendía hacia el bosque. Mis recuerdos están llenos de arces y animales y horas y horas de juego sin fin. "Araña" fue mi primera palabra. Me encantaban las serpientes, las traía a la casa y luego las liberaba en la naturaleza. Una vez encontré una ardilla abandonada y la cuidé hasta que se recuperó. Cada otoño, mis amigos y yo rastrillábamos las hojas caídas, juntándolas en montones gigantescos y nos lanzábamos a ellas, desprendiendo un olor a tierra húmeda. Me encantaba estar al aire libre en cualquier época del año.

Durante gran parte de mi vida, mi madre trabajó como especialista en educación para indígenas. Recuerdo asistir a muchos de los programas que ella organizaba. Ella invitaba a grupos de personas a sentarse en círculo y compartir historias o comida, o ambas cosas. Desde muy joven, entendí la importancia de contar historias y, sobre todo, de escuchar. Esa sensación de formar parte de una comunidad es fundamental para mi trabajo como artista.

¿Tenés una relación de sangre con las culturas indígenas y nativas?

Soy una ciudadana de la Nación Séneca. Nuestras tierras tribales están situadas en lo que hoy es el norte del estado de Nueva York. La "Confederación Iroquesa" es un nombre creado por los franceses. Nosotros nos llamamos Haudenousaunee, que se traduce como "gente de la casa larga" (longhouse, un tipo de casa comunal). La tribu es matrilineal, lo que significa que la inscripción en la tribu, el clan y otros derechos y responsabilidades se transmiten a través de nuestras madres. Soy del clan Tortuga. El séneca es una lengua oral, hasta hace poco, nunca se escribía. La lengua materna de mis abuelos es el séneca, pero a la generación de mi madre se le disuadió de aprender el idioma. En aquella época, los niños nativos eran castigados por hablar su propia lengua en la escuela. Ahora, cuando visito la reserva, la señalización se encuentra en séneca. Me entusiasma la revitalización que está experimentando nuestra lengua.

Crecí en el noroeste del Pacífico, en el lado opuesto del país del territorio Séneca. Estuve inmersa en una comunidad indígena urbana local, en la que había gente de distintas tribus de todo el país. ¿Sabías que hay 574 naciones indígenas reconocidas por el gobierno federal en Estados Unidos? Casi el 80% de las personas indígenas de Estados Unidos viven fuera de las reservas y están presentes en sus comunidades de diferentes maneras. El indigenismo es complejo y diverso y está muy presente hoy en día.

Se ve que existe una tensión entre la producción individual y la colectiva en tu obra. ¿Podés hablarnos un poco sobre estos dos enfoques diferentes?

No lo veo como una tensión. Lo veo como una interacción de llamada y respuesta, ya sea de los materiales o por la participación directa con la gente y la comunidad. Me muevo entre el trabajo colectivo y el individual porque así se vive la vida, tanto en público como en privado. A menudo, el trabajo colectivo da forma a mi práctica en el estudio, pero también puede ser al revés. Va y viene. No distingo entre estar en el mundo y hacer arte. Todos formamos parte del mismo gran conjunto.

¿Qué opinás de la idea de autoría en general y en particular cuando son muchas las manos que colaboran en un mismo proyecto?

Buena pregunta. Empezaré diciendo que la autoría es un concepto bastante ajeno y tal vez incluso incómodo para mí. La autoría es una construcción occidental que se relaciona con los objetos, la propiedad, el control y la individualidad. No es una idea particularmente indígena. De hecho, siento que mi trabajo adopta métodos que confunden intencionalmente el concepto de autoría, ya que invito a muchas otras personas a trabajar conmigo.

A través de los círculos de costura y otras colaboraciones comunitarias, invito a participar a personas de todas las edades. La gente viene a una mesa que yo preparé con cuidado pero, una vez allí, todo lo que ocurre es improvisado, incluso espontáneo. No sabemos cuál será el resultado de la experiencia de crear algo juntos. A menudo hay un espíritu de generosidad e intercambio. Como muestra de agradecimiento por el tiempo que donan los participantes, les regalo una impresión de edición limitada. Lo más importante es que veo a los participantes disfrutar y conectar con los demás. Algunas personas encuentran un sentido de pertenencia y buena vecindad, otras aprenden una nueva habilidad. Y las puntadas que la gente cose en esos círculos de costura son testimonio o evidencia de esa experiencia.

Each Other. Gentileza Marie Watt.

Como persona que tiene un máster en Bellas Artes, ¿cuál es tu opinión sobre la enseñanza del arte en las universidades?

Mi madre fue educadora durante la mayor parte de mi vida y yo también lo he sido. Pienso mucho en la educación, tanto en el ámbito institucional como en el informal. Asistí y enseñé en casi todos los tipos de instituciones educativas, desde la educación indígena y los institutos comunitarios de enseñanza superior, hasta las pequeñas universidades de artes liberales y las Ivy League. Si bien estoy agradecida por tener un máster en Bellas Artes (Master of Fine Arts, MFA), sé que hay muchas formas diferentes de aprender a ser artista. No estoy convencida de que un MFA (o la deuda que conlleva) sea el mejor camino para todos los aspirantes a artistas.

Aquí en Estados Unidos, el modelo de enseñanza del arte se encuentra en proceso de cambio. El sistema educativo es complicado y, por desgracia, hay mucha desigualdad y trabajo no remunerado. Durante diez años, di clases en el Portland Community College, que me encantó. Creo que la educación debería ser gratuita o accesible para todas las personas y los institutos comunitarios de enseñanza superior intentan ofrecer esa posibilidad. En mi experiencia, los alumnos que asisten a los institutos comunitarios tienen un profundo deseo de estar ahí presente en el aula y la riqueza de sus experiencias de vida los convierten en excelentes estudiantes de arte.

Contame algunas de las lecciones que aprendiste en el Institute of American Indian Arts (IAIA). Me parece muy interesante que, luego de haber nacido en tu familia, hayas ido a estudiar formalmente las artes indígenas.

Antes de la IAIA, estaba estudiando en una universidad de artes liberales, pero rápidamente me di cuenta de que allí no había ninguna comunidad indígena. Entonces después de recibirme, me enteré del IAIA y vi una oportunidad de continuar con el arte y la creación artística y formarme en museología. El Institute of American Indian Arts se sentía como estar en las Naciones Unidas de las comunidades indígenas. Los estudiantes son de todas partes de América del Norte, y más allá. No hay ningún lugar como éste. Obtuve una licenciatura del IAIA, pero gané muchísimo más: un sentido de mí misma como persona indígena, un compromiso con mi trabajo, una mayor conciencia de los problemas sociales y políticos, y una comunidad de amigos de toda la vida que también son artistas y curadores.

¿Cuándo fue la primera vez que te consideraste artista?

Siempre me gustó hacer cosas. De niña tomé clases en el Creative Arts League, pero nunca me consideré realmente una artista. Tengo una relación complicada con esa palabra y siempre me resultó difícil abrazar plenamente ese título. Por un lado, creo que todos somos artistas. En la cultura occidental, sobre todo en Estados Unidos, el arte no se valora en la escuela, ni se considera un trabajo viable. Pero crecí en un hogar indígena y aprendí que el arte es realmente fundamental para nuestra comunidad. Siento que hay muchas contradicciones. Sólo en los últimos años pude llegar a verme de esa manera.

Dentro de tu propia producción artística, ¿cuáles son tus obras favoritas y por qué?

Suelo comprometerme al máximo con lo que estoy trabajando en ese momento y en lo que viene después. Y siempre aprendo mucho del proceso de creación. En este momento, estoy planificando una escultura o un letrero que diga "Turtle Island" ("Isla Tortuga") en letras de neón. Me interesa utilizar el tubo de neón como una marca de puntada. Para resolver cómo hacerlo, hice una maqueta para el letrero con cinta adhesiva naranja neón en una lona. Luego cubrí la remera que tenía puesta con líneas discontinuas de cinta naranja y posé para una fotografía delante de la maqueta.

En la tradición Séneca, la Isla Tortuga es el continente norteamericano y es muy importante en nuestra historia de origen. Ver la foto me enseñó algo sobre mi relación con la Isla Tortuga, con la tierra. Es el lugar del que venimos y al que volvemos. Somos parte de ella. Aunque espero realizar la pieza en otra materia, la maqueta y la foto me sirvieron para llegar a entenderla mejor.

¿Cuáles son tus referencias? ¿Qué admiras del arte de otras personas?

Mi madre es una gran influencia, y a través de su trabajo experimenté un modelo de enseñanza y aprendizaje indígena que es interdisciplinario, intergeneracional e intercultural. Es algo que adopté en mi trabajo y es una práctica histórica en muchas culturas.

No soy una bailarina de pow wow, pero me atrae el color, los sonidos, el movimiento, el ritmo de los tambores, la artesanía, la agilidad, la camaradería, los cuerpos y la energía que forman parte de estos eventos; y el trabajo que me atrae tiene aspectos de estas reuniones intertribales. También me interesan obras que cuentan historias, abstractas o figurativas, como las de Andrea Carlson o Cannupa Hanska Luger.

Red Neon Turtle Island. Gentileza Marie Watt.

¿Tenés un sueño? ¿Cuál es tu utopía como artista?

¡Sueño con tener más tiempo para dormir y menos ansiedad social! ¡Eso me parece una utopía!

Hace tiempo que me pregunto: "¿cómo sería el mundo si viviéramos como especies acompañantes?". Las especies acompañantes son aquellas que se cuidan unas a otras, cuya interdependencia significa supervivencia y lo que da sentido a las cosas. Esa pregunta también es un sueño. Me gustaría imaginar que los humanos pudiéramos aprender a ver nuestra conexión con el mundo natural y practicar un mayor cuidado de los animales y del medio ambiente. En mi utopía, hay una sensación de parentesco que nos ayuda a vivir mejor juntos.

Veo que algunas de tus obras están colgadas en las paredes, otras en el piso y hay algunas que conectan la pared y el piso. ¿Por qué?

Me interesa la relación entre la tierra y el cielo y me gusta instalar mis obras en una forma que las unan. Cuando una obra está colgada a unos metros de la pared, está sujeta al movimiento de las corrientes de aire o de la gente que pasa. Cuando está en el piso, la obra busca alcanzar el cielo. Quiero que mi obra haga referencia a la experiencia corporal de estar en el mundo, entre el cielo y la tierra.

Una vez, alguien entró en una galería y corrió hacia una de mis esculturas y la abrazó. Me encanta esa anécdota porque habla de la accesibilidad de la obra, de su familiaridad. Tanto el cielo como la tierra son generosos en la forma en que captan nuestros sentidos y espero que mis obras y el uso de los materiales lo reflejen.

Me fascina la forma en que mostrás la historia detrás de los objetos, especialmente en los proyectos de las mantas. ¿Podés contar algunas historias que recuerdes de esta experiencia?

Puedo mencionar una obra reciente llamada Blanket Stories: Great Grandmother, Pandemic, Daybreak [Historias de la manta: La bisabuela, La pandemia, El amanecer] Como suelo hacer, hice un llamamiento pidiendo a la gente que aportara mantas y sus historias. Esto fue durante la pandemia y muchas de las historias que la gente aportó reflejaban el momento que estábamos viviendo.

Una persona compartió la historia de haber aprendido a tejer una manta de bebé y el inesperado consuelo de estar envuelta en un capullo de hilo. Preocupado por las numerosas personas sin hogar, un colaborador creó cientos de mantas de lana para distribuirlas entre las personas necesitadas y donó una manta con temática de Guerra de las Galaxias al proyecto. Otro participante hizo una colcha cosida con los restos de la fabricación de mascarillas caseras.

Me encanta aprender y compartir las historias que acompañan a las mantas. Las veo como referentes de la historia reciente, pero también del pasado lejano y ancestral. La "pandemia" del título no sólo se refiere a este momento, sino que reconoce las pandemias de viruela y de SIDA, que afectaron de forma desproporcionada a las comunidades indígenas y LGBTQ.

Juntas crean un coro de historias y recuerdos; es un honor que se nos confíen estos artefactos personales y sus historias.

¿Cuáles son las principales claves culturales de su trabajo?

Creo que el lenguaje es un aspecto importante de la cultura, en la forma de comunicarnos y entendernos. Últimamente estoy incorporando texto en mis obras. Una obra puede incluir una o muchas palabras. Elijo palabras a propósito con significados amplios para provocar una conversación. No entiendo del todo mi relación con el lenguaje, así que estoy trabajando con él para aprender de él.

Por ejemplo, la palabra "madre" aparece en varias de mis obras. Me interesa deconstruir la palabra "madre" para encontrar las cualidades esenciales de la maternidad que van más allá del género o la biología. ¿Cómo participamos todos y todas en los actos de maternidad? ¿Qué cosas damos a luz? ¿Qué protegemos ferozmente?

No importa si las palabras de mi obra se inspiran en la poesía de Joy Harjo o en las canciones de Marvin Gaye, otras personas las complementan haciendo sus propias asociaciones. El flujo de conciencia en expansión es visible en la cadencia cosida a mano de muchas voces. Veo estas palabras bordadas como la extensión de muchas manos y cuerpos que, reunidos, son la prueba de las diferencias, así como de nuestro parentesco.

Sunrise Turtle Island. Gentileza Marie Watt.

¿Podés decirnos qué aprendiste de los círculos de costura que organizaste?

Aprendí que yo puedo poner la mesa, pero lo que sucede allí lo determinan todos los que participan. Aprendí que cuando se apartan las miradas y se ocupan las manos, las historias fluyen y puede producirse un intercambio, lo cual es realmente extraordinario. Pienso en Gordon Bettles, el anciano de Klamath, recientemente fallecido, a quien le gustaba decir: "Mi historia cambia cuando conozco la tuya".

Los círculos de costura ofrecen una oportunidad para que la gente se conozca fuera de la tecnología o los medios sociales. Es una forma de conectar durante un periodo de tiempo con personas que de otro modo no conocerías. Los círculos de costura me devolvieron la fe en las conexiones con los vecinos. Y si lo único que ocurre como resultado de este trabajo es la construcción de lazos, pues, vale la pena.

Quiero conocer tu opinión sobre la pandemia y su impacto en los procesos de colaboración.

Antes de la pandemia, el Museo de Arte de Denver me invitó a empezar a planificar una exposición sobre la colaboración, junto con Cannupa Hanska Luger. Tanto Cannupa como yo nos dedicamos a la comunidad en nuestro trabajo, pero cada uno a su propio estilo. A medida que el COVID-19 se propagaba no fue especialmente fácil, pero encontramos formas de unirnos y aprender el uno del otro.

La gran escultura, Each/Other [Una/Otra] es un canino gigante y es el resultado de muchas capas y tipos de colaboración. En primer lugar, Cannupa y yo construimos el armazón en un lugar llamado Camp Colton, en las afueras de Portland, Oregón. Y con ese increíble regalo de espacio y tiempo, pudimos traer a nuestras familias para que estuvieran con nosotros mientras trabajábamos en un espacio neutral y seguro. Fue una experiencia transformadora que nos unió a todos.

La piel del animal está formada por 800 pañuelos aportados por todo el mundo. Estos familiares cuadrados de tela son del momento y a la vez atemporales. Se utilizan como pañuelo, como equipo de protección individual, para ocultar la identidad, para limpiarse la frente. Y cada uno está cosido con algo: una palabra, una imagen, algo que representa el momento actual. Fue una experiencia profunda mirar y manipular cada uno de ellos.

Una vez terminada y antes de enviar la obra, sacamos la loba del taller y la llevamos al bosque circundante. Mientras ella salía a su entorno natural, nosotros disfrutamos de cómo este trabajo es mucho más grande que nosotros mismos. Es un artefacto del trabajo que hice junto con Cannupa y además es un recordatorio de cómo nuestras familias se unieron durante la pandemia`. Es el resultado de mucha generosidad y arduo trabajo de muchos colaboradores y co-conspiradores. Además, es un símbolo de los innumerables desconocidos que compartieron generosamente sus sentidas expresiones y sus puntadas.

Estamos en un momento, al menos en Estados Unidos, en el que la pandemia y sus variantes siguen afectando a nuestra capacidad de socializar y reunirnos sin usar mascarilla. Ser parte de una comunidad me ayudó a superar este momento. Espero que podamos avanzar como comunidad para comprender nuestras conexiones y diferencias y trabajar con esa comprensión para tomar decisiones impactantes que beneficien a las generaciones futuras y a nuestro planeta.