Trending topics

Paul Dano, el acertijo

El actor, guionista y director estadounidense cuenta con el don de transformar energéticamente cada película de la que participa. Con una carrera ecléctica, que pasa por Little Miss Sunshine, Paul Thomas Anderson y, próximamente, un villano de Batman, Dano se destaca como uno de los actores más interesantes de su generación.

Por Nicolás Mancini

23.03.2021

Hay una escena en X-Men: Days of Future Past en la que Magneto ralentiza el tiempo y evita un violento enfrentamiento con unos policías. Las balas que les disparan los oficiales a él y a sus colegas no llegan a los rostros de los personajes justamente por el poder que efectúa el hombre encarnado por Michael Fassbender. Aprovechando esta situación, Mercurio hace gala de sus dones: se pone auriculares al mejor estilo Baby Driver y empieza a manipular a los policías que se mueven muy lentamente y a correr las balas de su trayecto natural para evitar lastimaduras innecesarias. Este fragmento del film de superhéroes de Bryan Singer sirve para ejemplificar la forma de andar de Paul Franklin Dano. Este joven artista neoyorkino de 36 años se mueve por la Tierra como esos policías intervenidos por el poder de Magneto. El propio actor en una entrevista con Independent señaló: “Existo en cámara lenta”. Contrariamente a su parsimonia envidiable fuera de las cámaras, Dano pasa al frente de las lentes y se transforma en otra persona, así como también transforma energéticamente cada película de la que participa.

La primera vez que Paul Dano actuó fue cuando iba al jardín en la Gran Manzana. En un acto escolar cantó “New York, New York” y, sin saberlo, extraoficialmente su carrera comenzaba. La secundaria le gustó: se la pasaba escuchando música, haciéndola con una banda de amigos e intentando llegar a la NBA. Hasta que conoció Sundance, el festival de cine independiente por excelencia, las películas no eran su prioridad como sí lo era el teatro. Fueron pequeñas actuaciones en obras de Broadway las que lo llevaron a protagonizar a unos jóvenes 17 años L.I.E, su segunda película pero su primer protagónico, aquel que lo hizo conocido en el circuito independiente -porque el film de Michael Cuesta la rompió en cualquier festival que te imagines que pueda contar con un drama independientón de este estilo. Pero su rostro quedó impregnado en la gran masa al interpretar al extrañísimo Dwayne en Little Miss Sunshine (Valerie Faris y Jonathan Dayton, 2006). Por ese rol, Dano ganó, por ejemplo, el reconocimiento del Sindicato de Actores de Hollywood.

Desde ese momento, el joven Paul construyó una ecléctica carrera de pequeños y grandes proyectos que parecen haber sido curados por el actor sin dejar nada al libre albedrío. Algo así como el efecto anti-Nicolas Cage o anti-Daniel Radcliffe. Post Little Miss Sunshine hizo a un excelente villano -si, un villano- en There Will Be Blood (Paul Thomas Anderson, 2008), adonde llegó casi sin querer (lo llamaron una semana antes del comienzo del rodaje porque al actor que iba a hacer del reverendo Eli Sunday lo despidieron). De ahí saltó a una película de Ang Lee sobre el festival de Woodstock, a hacer de una suerte de cowboy en un neo western de Kelly Reichardt, a interpretar a un nuevo personaje cruel en la oscarizada 12 Years a Slave, a ser torturado en la genial Prisoners de Denis Villeneuve, a ponerse en la piel de Brian Wilson en Love and Mercy, a la película de Paolo Sorrentino post La Grande Bellezza y al film pre Parasite de Bong Joon-Ho. Recorriendo esta pequeña lista de títulos se puede llegar a la conclusión de que los directores y directoras de su época más reconocidos en festivales lo buscaron para embellecer sus proyectos un tanto alternos y darles a los mismos esa peculiar combinación entre salto de calidad y extrañeza. Ni que hablar de dos menciones especiales de excelencia: Ruby Sparks (Valerie Faris y Jonathan Dayton, 2012), donde compartió protagónico con Zoe Kazan, actual pareja y madre de su hijo, y Swiss Army Man (Dan Kwan y Daniel Scheinert, 2016), una película que es imposible no recomendar en la que interpreta a un joven que se hace amigo de un cadáver.

El andar de Dano en los rodajes y su forma de ver su condición de celebrity condice con el efecto que le propinó Magneto: no le gusta ser conocido, no mira sus trabajos y en los sets, si puede, se pone auriculares para escuchar música con el objetivo de conseguir un mejor personaje y, lo más importante, no hablar con nadie. Las innegables facultades interpretativas de nuestro protagonista encuentran un punto álgido en el contraste entre su physique du rol y el carácter a interpretar. Apoyándose en la pseudo-ternura que ofrece con su apariencia, cuanto más intenso y radical sea su personaje mejor. Tres claros ejemplos de ésto son sus actuaciones en Little Miss Sunshine, Prisoners y There Will Be Blood, probablemente las más destacadas de su carrera. La extraña habilidad física que entrega en sus roles nos permite entender por qué los hombres a los que más admiraba cuando era adolescente eran Jim Carrey y Jack Nicholson (de hecho, su actuación preferida es la de Jack en Five Easy Pieces).

A la hora de dirigir los profesionales a observar son otros: Edward Yang, Hirokazu Kore-eda y John Cassavettes son tres referentes que alguna vez mencionó al hablar de Wildlife, su única incursión al mando de un equipo de filmación. En 2018, Dano adaptó la novela homónima de Richard Ford e hizo que Jake Gyllenhaal y Carey Mulligan se prendieran fuego -casi literalmente- en la pantalla. Su rol como director, profesión aprendida por años de rodajes y por mirar películas de Criterion Collection (lo dijo él mismo), hizo que se abriera un poco más ante sus compañeros y que, a pesar de que siempre llamó la atención de su equipo por comer solo durante los almuerzos, le diera alguna que otra indicación medianamente efusiva a sus intérpretes. Los pasos previos a elegir las tomas en set también lo obligaron a deshacerse por unos momentos del poder recibido por el personaje de X-Men: cuando le mostró el primer borrador del guion de Wildlife a Zoe Kazan ella se lo rompió y, entre discusión y discusión, su novia terminó ayudándolo (por eso en los créditos figura que es una película de ambos). La película, al igual que alguno de sus personajes referenciados, combina exacerbaciones de toda índole con ternura y planos plásticamente perfectos. Con tres minutos de Wildlife a uno le alcanza para darse cuenta de que, a pesar de haber estado escuchando música en sus rodajes, Paul estuvo atento a dónde sus directores o directoras ubicaban sus cámaras.

Cuando el poder de Magneto termina los héroes se salvan, pero con Dano no sabemos si queremos que el ataque magnético del mutante deje de hacer efecto. El recurso básico que utiliza Singer en la escena combina dos registros: uno con cámara a velocidad normal y otro en slow motion. Con el actor sucede lo mismo con su detrás y delante de cámaras. Tal como el personaje que interpretará en The Batman, quizás el proyecto de mayor producción y expectativa en el que estuvo y aquel que dará un nuevo giro a su carrera profesional, su futuro como director y actor es un acertijo. Pero mientras se mantenga dentro del “efecto” habrá buenas películas para rato.

Foto de portada. Paul Dano en Ruby Sparks.