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Tabacalera Madrid: la victoria de la colaboración

Lavapiés es un territorio multicultural. En este barrio del distrito central de Madrid, conviven hoy comunidades africanas de inmigrantes, afinados jóvenes de traje moderno y señoras bajitas y de batón que se sientan en una plaza seca a tomar el sol. Allí está Tabacalera, un experimento que pendula entre el arte, la cultura, la política y la intervención urbana.

Por Gabriel Palumbo

03.03.2020

Allá por el año 2000 la vieja fábrica de tabacos, Tabacalera, cerró definitivamente y comenzó un viaje complicado. Tras 10 años de abandono y luego de algunos fracasos por sostener una joint venture entre el ayuntamiento y el mercado inmobiliario, del lugar se hizo cargo un colectivo social con nombre sugerente: Sabotaje Contra el Capital Pasándoselo Pipa (SCCPP). Fue la Dirección General de Bellas Artes quien le propuso a la SCCPP que realizara un plan artístico-cultural en el edificio. Finalmente, el colectivo creó, junto a otras organizaciones barriales, el Centro Social Autogestionado La Tabacalera.

Es un sitio especial, donde los nombres propios dejan espacio a los grupos, la horizontalidad es una definición, todo es gratis y el compromiso con la sustentabilidad no es un recurso de corrección política. La persona que tuvo a su cargo responder (esa parece la mejor manera de describirlo, a falta de un cargo institucional o un nombre) dejó claro el componente pedagógico del proyecto.

Gentileza Tabacalera

Luego del tiempo que ha transcurrido, ¿cuál es la evaluación que hacen ustedes de las experiencias participativas de gestión del centro? ¿Qué cosas les han faltado, o qué ideas iniciales se vieron desafiadas por la realidad?

Tabacalera, ya lo he dicho alguna vez, es una especie de cajón mágico en el que cobran vida horizontes y, por qué no decirlo, sueños. Eso aquí son proyectos que están -históricamente- al margen de la sociedad occidental y que funcionan literalmente como una utopía, como lo que no tiene lugar. En Tabacalera, ahora, es posible.

La experiencia participativa te da un excelente abanico de prismas desde los que se piensa el mundo en sociedad donde cada cuál tiene el suyo. Este tipo de experiencia te da la posibilidad de ir integrando las perspectivas de todas estas personas. Habitualmente, y más si crees tener todo muy claro, es tedioso llevar a cabo todo el marco transversal de colectivizar las epistemologías de forma ecléctica para que todo el mundo sepa y pueda ver algo desde una perspectiva creativa y colectiva. Pero el espacio formativo de las personas que estamos comprometidas en este no lugar no tiene ninguna comparación. Y no me lo estoy inventando, recibimos solicitudes de prácticas de todo el mundo todas las semanas, de muchas disciplinas, aparecemos en tesis doctorales, análisis destinados a repensar el arte contemporáneo. Tabacalera se ha convertido en una referencia.

En tanto a qué nos ha faltado, no podría responder sin darle la vuelta a la pregunta: ¿qué nos ha sobrado? Nos han sobrado ideas y nos ha sobrado conocimiento; hemos tenido tanto de esto que no hemos podido hacer hueco a otras cosas. Ahora, si le volvemos a dar la vuelta a la pregunta: nos ha faltado tiempo para entendernos mejor, no sólo entre nosotros, sino con nuestro entorno, pero nos estamos metiendo caña.

Gentileza Tabacalera

Tabacalera desafía prejuicios todo el tiempo. En medio de un obvio compromiso político y social, la libertad de expresión y la autogestión son la norma y la calidad de las exposiciones una marca. En 2018, una enorme instalación de Olga Mesa y Francisco Ruiz de Infante, Carmen/Shakespeare, tomó casi toda la planta mezclando recursos multimediales en medio de un rigor conceptual y una idea fantástica y muy difícil de montar en otro entorno. El año pasado, la gran fotógrafa Cristina De Middel llenó las salas laterales con un proyecto triple que desplegaba la capacidad documental de la fotografía con su intencionalidad ficcional y creativa.

¿Cuál es el criterio de curaduría que utilizan para las exposiciones? Noto que el carácter experimental es central, pero también que las producciones son muchas veces muy importantes y costosas y me gustaría saber cómo deciden en qué artistas poner los recursos.

Cada colectivo tiene sus propios criterios. Si la propuesta es propia se desarrolla siguiendo el protocolo interno de programación, y no ponemos ningún filtro más. Las personas que curan son dueñas absolutas de sus propuestas y tienen total libertad. Total libertad, en ningún sitio pasa esto. Si la propuesta es externa, en cambio, ha de ser amadrinada por un colectivo interno que hibrida el proyecto a medida del suyo propio. Hecho esto, y explicado muy bien el protocolo, dicho colectivo interno cierra el evento con Programación responsabilizándose del mismo. Si hay una propuesta que no seduce a ningún colectivo, sencillamente no se lleva a cabo. El punto uno del decálogo dice que no nos podemos hacer cargo de todos los problemas.

Gentileza Tabacalera

En 2021 termina la cesión de la gestión actual de Tabacalera y es posible que a partir de allí se abra un concurso público. Las opciones son varias y complejas. El desafío a futuro es el de construir un protocolo de colectividad que les permita resolver con los conflictos y sostener un proyecto socio-cultural ejecutivo que debata sobre cómo enfocar cada problemática social a través del arte.

Uno de los protocolos del espacio supone el trabajo común a los que colaboran de algún proyecto. Puede ser de limpieza, de control o de cuidado del espacio. Hacer este articulo me hizo partícipe de esa experiencia. Dejo de escribir y me voy a limpiar la Tabacalera.