Design frontiers

Tatiana Bilbao: "El proyecto empieza cuando se termina la obra"

La arquitecta mexicana que cuestiona las formas domésticas del habitar afirma que la vivienda no es solo una caja para dormir. Conversamos con ella, profesora en la Escuela de Arquitectura de la Universidad de Yale, autora del Jardín Botánico de Culiacán y creadora de los conjuntos de viviendas sociales en Chiapas.

Por Vivian Urfeig

26.04.2021

Tatiana Bilbao, durante su participación en la Bienal de Chicago de 2015, presentó un prototipo de vivienda social que cuesta menos de 8 mil dólares. En 2019, se destacó en la muestra Architect's Studio, organizada por el Museo de Arte Moderno de Luisiana. Sus trabajos también se exhibieron en la Bienal de Venecia, el Museo de Arte Contemporáneo de Monterrey y el Centro Pompidou, por nombrar algunos.

Con base en Ciudad de México, el estudio que dirige Bilbao aborda cuestiones globales vinculadas al futuro de las ciudades y las relaciones de las personas con sus entornos. Desde que fundó la oficina en 2004 la arquitecta puso el foco en la tipología de vivienda social. Tenía experiencia previa en esta problemática, ya que fue asesora en la Secretaría de Fomento y Vivienda del Gobierno de la Ciudad de México. Su mirada disruptiva la posiciona como referente de la arquitectura humanista y social en el panorama internacional.

“Es clave que pongamos en el centro del pensamiento la producción de la vivienda. Es el primer hospital, la primera escuela, el primer lugar de trabajo. No es una caja para dormir. Es el origen de todo, de lo colectivo y de la ciudad”, comenta vía Zoom desde Connecticut, donde dicta clases en la Escuela de Arquitectura de la Universidad de Yale.

Jardín Botánico de Cualicán. Gentileza Tatiana Bilbao Estudio.

¿Cuál es su idea de vivienda y ciudad?

Es complejo el análisis. ¿Cómo podemos generar ciudades a partir del espacio más íntimo del ser humano? La clave está en construir espacios que se transforman en plataformas para que cada individuo genere su propia existencia y de manera digna. La dignidad no son solo cuatro paredes, un techo y un baño. No todos queremos y podemos vivir igual, aunque esa sea la bajada de línea. Todos tenemos que comer, pero no todos tenemos que cocinar. Todos tenemos que dormir, pero pregúntale a un maya por qué tiene que dormir en una cama. O a mí por qué tendría que dormir en una hamaca.

¿Qué ofrece la arquitectura en cuanto a soluciones para los espacios públicos y comunes de las ciudades?

La arquitectura limitó esa definición y la redujo a una afirmación: para existir tenemos que producir. Es necesario dejar de etiquetar y encasillar espacios. ¿Quién determina cómo tengo que vivir? Si con un esposo o un hijo, o varios. O si quiero una cocina gigante para preparar la comida entre todos los vecinos. El espacio íntimo debe ser una plataforma de decisiones. La arquitectura tiene que abrir espacios de relaciones colectivas que puedan escalarse. El punto es revisar los espacios comunes donde se generan los vínculos y también los conflictos, que son necesarios. Sin conflicto tampoco hay relaciones ni acuerdos.

Vivienda popular en Chiapas. Gentileza Tatiana Bilbao Estudio.

¿Qué enseñanzas deja la pandemia en cuanto a las dinámicas urbanas?

La pandemia exacerbó la división social existente, pero también reflejó una dinámica binaria que impide el crecimiento. Doméstico o productivo, público o privado. Olvidar estas dicotomías es clave para avanzar. Tendríamos que dejar de lado las etiquetas y encontrar el espacio indicado para vivir dignamente. Es bien distinto en Mérida o Yucatán que en Dakota o Sri Lanka.

¿Cuánto influyó el enfoque multidisciplinario del estudio en el diseño del Jardín Botánico de Cualicán (al noreste de Ciudad de México)?

Durante casi 16 años nos dedicamos a este proyecto donde intervino todo el equipo, desde artistas, botánicos y deportistas, hasta docentes y economistas. Se trata de 10 hectáreas cercanas al océano Pacífico, una posición estratégica por su riqueza natural. Desde su creación, el jardín creció de manera espontánea, la traza de sus caminos y sus pocas estructuras de servicios públicos tuvieron que sortear el avance casi anárquico de la Naturaleza. Nuestra intención fue completar las referencias para los visitantes y lograr una convivencia armónica resolviendo el reto que implica organizar la naturaleza y reconciliarla con el orden arquitectónico. Lo hicimos a través de un sistema de estanques que humidifican todo el jardín y reducen las altas temperaturas.

¿Cuál es la importancia de la vivienda social en la agenda urbana de México?

Es uno de los problemas más relevantes del país, donde se registran más de 30 millones de viviendas a lo largo del territorio, pero con una población de 120 millones habitantes. Tenemos uno de los índices de crecimiento más rápidos de Latinoamérica y una demanda y escasez inmediata de 9 millones de viviendas. Dentro de este panorama, desarrollamos en Chiapas un prototipo con cualidades espaciales y materiales a un costo asequible. El proceso incluyó entrevistas con las personas que vivirían en dicha vivienda. Diseñamos un proyecto que adopta la forma arquetípica de una casa (de techo a dos aguas) y que se adapta a variaciones geográficas, climáticas, sociales y culturales. Una configuración que respeta los distintos hábitos, tradiciones rurales y urbanas con el objetivo de proveer a todo tipo de familia mexicana una solución inteligente y asequible de vivienda digna. Para nosotros, el proyecto empieza cuando se termina la obra. Allí tenemos la posibilidad de comprobar el diálogo auténtico.