Los trabajos de 48 escuelas de diseño tuvieron por primera vez un espacio propio en el marco del Salón Internacional del Mueble de Milán. Esta edición especial fue el escenario para conocer cómo piensan el diseño las voces emergentes.
Por Vivian Urfeig
20.10.2021
La edición del Salón Internacional del Mueble 2021 fue atípica y disruptiva. La incertidumbre que generó la pandemia definió un formato mucho más austero que el habitual, con 4 pabellones repletos de novedades en vez de los 30 tradicionales. El desafío de la organización superó las expectativas ya que la edición presencial (uno de los primeros eventos en Milán realizados en este formato) movilizó a 60 mil visitantes a principios de septiembre. Otra decisión novedosa y acertada fue la apertura de puertas por primera vez a todo el público. El Supersalone, así fue como se llamó la exposición este año, contó en esta oportunidad con una mirada amplia y perspectiva de futuro, incluyendo así a los estudiantes de diseño que se graduaron entre 2020 y 2021: profesionales recién recibidos a quienes la pandemia les frustró aplausos y diplomas.
Para compensar las presentaciones de prototipos que no pudieron ser, el Supersalone organizó The Lost Graduation Show, un festival de trabajos finales curado por Anniina Koivu, profesora, autora e investigadora sobre problemáticas del diseño que divide su tiempo entre Milán y Lausanne. Estas maquetas, equipamientos e investigaciones llegaron a la exposición para reemplazar una de las secciones más frescas de las ediciones habituales: el Salón Satélite, la plataforma de tendencias de los diseñadores sub 35 que esta pandemia dejó en el tintero. En el pabellón destinado a estas voces emergentes se pudieron ver 170 proyectos de 48 escuelas de diseño localizadas en 22 países. Una compensación que fue bien aprovechada y desplegó su potencial sustentable, diverso y atento a solucionar problemas para mejorar la calidad de vida.
Simon Gehring, de la Academia Estatal de Bellas Artes de Stuttgart, fue premiado por su mesa Regrowth que combina diseño computacional y materiales de descarte de la industria forestal. La exploración de este diálogo le valió a Gehring un halago por Marva Griffin, parte del jurado de 2021 y creadora del Salón Satélite: “Representa un nuevo paradigma que sintetiza artesanía, elementos naturales, sustentabilidad ambiental y diseño con el fin de generar objetos de diseño únicos”. Asimismo, el diseñador Giulio Iacchetti y Francesca Picchi, arquitecta y docente del Polítecnico de Milán, fueron jueces del evento. La incubadora Robust Nest también fue premiada, un desarrollo que garantiza autonomía energética y portabilidad para hospitales de África. El autor, Fabien Roy, cursó en la escuela de diseño suiza ÉCAL.
La investigación sobre el proceso de extrusión, un proyecto de Pierre Murot, de la arcilla también mereció honores. Él es egresado de la escuela ENSCI Les Ateliers de París que explora el potencial de la terracota. Otro proyecto a tener en cuenta fue el de la jeringa Helix, de Ithzel Ceròn y Daniel Lopez del Tecnológico de Monterey (México), que consta de una aguja plegable: “El diseño contribuye a compactar el equipo y simplificar el proceso de eliminación de líquidos y facilitar el descarte”, señalaron los graduados. Yolkkh: The Story of My People (Yolkkh, la historia de mi gente), de Amna Yandarbin, de la escueal Vcu Arts Qatar, se destacó por su calidad poética: la diseñadora ilustró once pañuelos que resumen la historia personal de su propia familia. El proyecto confronta los grandes dramas que llegan a las noticias y aborda las nociones de guerra, trauma, migración y las dificultades en torno al sentido de pertenencia, la emancipación femenina, la independencia y la esperanza.
El dispositivo de lavado de toallitas sanitarias para refugiadas diseñado por Cheuk Laam Wong fue también fue reconocido como un aporte al diseño social. Looop Can es un kit portátil para limpiar las toallas menstruales que contribuye a mejorar las condiciones sanitarias en los campos de refugiados y concientiza sobre la salud menstrual. Incluye una lata de acero, 70 gramos de bicarbonato de sodio y una toalla femenina reutilizable realizada en felpa de bambú. El cuerpo cilíndrico principal lleva una tapa de rosca y un dispositivo giratorio hueco que también se puede utilizar para almacenar el bicarbonato de sodio. “El usuario coloca la toallita dentro de la lata antes de sumergirla en agua y bicarbonato de sodio, que funciona como detergente de limpieza natural para eliminar las manchas de sangre”, explicó Laam Wong, egresada de la Universidad Central de Artes Saint Martins de Londres.
Stella, un sistema de fermentación casero, fue desarrollado para reemplazar los alimentos de origen animal. A través de la fermentación de semillas, arroz y micelio de hongos, Stella crea un cultivo de proteínas microbianas. El desarrollo nació en la Escuela Politécnica de Diseño de Milán y las autoras son Maria Sofia Perrone, Anna Pruneri, Helena Rocha y Lea Steffen. “Estos ingredientes se incorporan en el recipiente de vidrio, se los deja fermentar y luego se los oxida junto a líquido y nutrientes”, explican las graduadas.
Los prototipos premiados tendrán recompensa doble: participarán del próximo Salón Satélite, la plataforma de lanzamiento de nuevos talentos del Salón del Mueble que se realizará entre el 5 y el 10 de abril de 2022. “Milán es una fuente de energía y nuevas ideas. Después de una pausa de 18 meses estamos ansiosos por acelerar el ritmo y comenzar a producir nuevamente. Supersalone nos dio la oportunidad de conocernos y ponerle punto final al modo espera. ¿Hay una manera mejor de volver a ponernos en marcha que esta oportunidad de prestar atención a los nuevos interrogantes que formulan los graduados? Esta exposición fue nuestra chance para renacer, nos mostró los problemas más urgentes y las direcciones correctas para avanzar”, señaló Koivu. La curadora logró reunir en un mismo pabellón a las voces emergentes del diseño y a los popes de la industria. “Los jóvenes apuntan su mirada a generar alternativas al statu quo, desarrollar nuevos materiales y procesos productivos, promover otros formatos de distribución y lanzarse al mercado con ideas frescas, que van más allá de la buena forma y función”, concluyó Koivu. Estimular los sentidos, propiciar un pensamiento crítico y enfocar el diseño a los objetos responsables e inteligentes que garanticen durabilidad fueron los grandes logros de la exposición.
Foto de portada. Gentileza Salón Internacional del Mueble.