Por Vivian Urfeig
Marta Wajda llegó a Buenos Aires en busca de cielos celestes y veredas soleadas. Tenía la intuición de que en esta ciudad encontraría inspiración para darle rienda a sus intereses: el diseño de platos de autor, la movida artística y la creatividad que marca el pulso de los barrios porteños.
A pocos meses de viajar desde Varsovia, Polonia, para instalarse en Colegiales con el restaurante que lleva su nombre Marta Restaurante, la chef está cada vez más convencida de que la aventura planteada por Max, su marido, va por buen camino.
Una casona tradicional de Colegiales contiene dos salones, la cocina, la huerta y la terraza, en la calle Virrey Avilés 3488. Foto Martín Ovalle. Gentileza Marta Restaurante.
“Buscamos más felicidad y movimiento, sol y energía. Y estamos felices”, confiesa Marta (39), en castellano, el idioma que aprendió en su país natal y que perfecciona día a día en la ciudad que le dio la bienvenida. El concepto de arte y diseño aplicado en cada creación gastronómica transforma la carta en una plataforma de exploraciones donde los sabores, los colores y los aromas siguen un guión que sólo Marta conoce.
Las obras de arte que ambientan el salón principal responden a una producción conjunta, vía whatsapp, con su familia de artistas polaca. Foto Martín Ovalle. Gentileza Marta Restaurante.
“Cada plato es un proyecto, cada ingrediente una definición que cambia con el día a día. El impulso es un punto de partida, una idea mínima que se transforma”, dice Marta, que estudió pintura, diseño textil y diseño de objetos en la Academia de Arte de Cracovia. “El diseño es fundamental en mi vida”, apunta la creadora de platos con ajíes peruanos, bolivianos y argentinos, tartar de lomo con salsa de frutillas y pochoclos de trigo sarraceno o pierogi de pato y espuma de durazno.
Wajda señala que el concepto que mezcla sabores de su infancia polaca con exploraciones europeas y latinas realza condimentos que contrastan. “Como un disco italiano en una sala filarmónica o como andar en skate con un vestido de gala”. Así, los platos combinan ingredientes con toques inesperados, como el yakitori de wagyu: caramelo de vino Malbec, polvo de rosas, kale y pan de centeno. O los higos con tomates reliquia, además de uno de los postres estrella de la casa: el Bosque Mágico, un auténtico estallido de mousse de chocolate, romero, merengue, naranja, verbena de limón y el toque mágico, a pura sorpresa.
La investigación sobre los ingredientes también define la cocina de Marta. La miel y todas sus variedades, temperaturas y combinaciones con eucaliptos y lima en un postre helado es uno de los casos. O el concepto Océano, el plato a base de pesca del día que combina salsa de pescado, huevas de trucha, encurtido de daikon y miso blanco. “Quiero probar combinaciones atrevidas, disruptivas. Ese es mi motor”, dice.
Entre texturas y combinaciones previamente investigadas, a Marta le interesan más los procesos que los resultados: “Muchas veces esas pruebas terminen en el tacho de basura”, asume.
Exploración gastronómica: Marta combina texturas y distintos ingredientes en presentaciones disruptivas. Foto Martín Ovalle. Gentileza Marta Restaurante.
En tanto, el contenedor que resguarda la frescura de los sabores también tiene su propia historia. La casona de la calle Virrey Avilés 3488, corazón de Colegiales, perteneció a una familia histórica del barrio, los Prada. En honor a la tradición y a la arquitectura del edificio, Marta y Max casi no modificaron la esencia racionalista del espacio. Pero incorporaron gran parte del ADN familiar polaco que trajeron casi como único equipaje: mosaicos de vidrio, azulejos antiguos y fotos tomadas en viajes por el mundo, Ushuaia, entre otros destinos.
“El arte es natural, es la historia que me legaron mis padres, tíos y abuelos. Vengo de una familia de artistas, heredé de mi abuelo Leszek la pasión por el dibujo, de mi mamá el trabajo con el color. Con ella creamos juntas, vía whatsapp, varias esculturas que están exhibidas en el salón principal”, señala y confirma: “El arte expresa porqué hago lo que hago y porqué estamos acá”.
El uso del plural se refiere a Max, su marido, su compañero de aventuras: “Siempre a mi lado, encontrando la manera de apoyarme y solucionar los problemas. Cooperamos, me mantiene con los pies en la tierra, sabe cómo manejar mis ideas. Soy muy soñadora, Max conoce el mecanismo para hacer realidad esos sueños”. Max se dedicó a armar la huerta que instalaron en la terraza del restaurante, donde también se puede disfrutar de eventos privados al aire libre, con parrilla y cocina de verano.
De estación. Para los platos se utilizan productos de la huerta que cuidan en la terraza del restaurante. Foto Martín Ovalle. Gentileza Marta Restaurante.
“Buenos Aires es una ciudad tan perfecta como inabarcable, aquí no hay límites para la arquitectura y el diseño. No conozco una ciudad similar con esta variedad de estilos que conviven en cada cuadra. Desde el modernismo y academicismo, hasta el clásico y movimientos de vanguardia. Y el arte callejero, otra categoría. Estoy fascinada. Ir a hacer las compras es una aventura cada día”, dice Marta Wajda, la chef polaca enamorada de los cielos porteños.
Virrey Avilés 3488 – Colegiales - Buenos Aires
Miércoles a sábados de 20:00 a 23:30 hs
IG: @marta.restaurante
Foto de portada: Marta es súper detallista, hasta con la vajilla y accesorios que componen sus platos artísticos. Para estos cuencos eligió el trabajo en gres de Manuel Mora.
Foto Martín Ovalle. Gentileza Marta Restaurante