Nuevos paradigmas

Nicolás García Mayor y la revolución de las prioridades

El diseñador industrial argentino que desarrolla unidades móviles para catástrofes naturales. Desde Nueva York, García Mayor dirige una fundación de ayuda humanitaria con el foco puesto en mejorar la calidad de vida de aquellos que se ven afectados por la pandemia.

Por Vivian Urfeig

15.07.2020

Nicolás García Mayor tiene una convicción: ayudar al que más lo necesite. Nació en Bahía Blanca y estudió Diseño Industrial en La Plata. Hace 7 años, fue convocado por la Asamblea General de la ONU y al año siguiente, con solo 36 años, fue reconocido por la organización de las Naciones Unidas como uno de los 10 Jóvenes Sobresalientes del Mundo (2014) por su contribución a la Niñez, la Paz Mundial y los Derechos Humanos.

El radar de García Mayor detecta vulnerabilidades y urgencias. Desde 2001 tiene clara su misión: para su trabajo final de tesis comenzó a desarrollar la Cmax System, un sistema de refugios habitacionales. 19 años después, la carpa plegable Cmax, que fue diseñada originalmente para refugiados y cuenta con equipamiento básico de supervivencia, es el punto de partida de unidades móviles para descentralizar casos de Covid-19. García Mayor pudo instalarse en Washington gracias a una visa de residencia obtenida por el programa Brilliant Talent, pero a raíz de la pandemia se mudó a Nueva York. Desde allí, convocó a un equipo multidisciplinario que trabaja 24 horas al día para ultimar los ajustes del Cmax System.

Nicolás García Mayor, especialista en diseño para la emergencia. Gentileza.

¿Cómo se rediseñó el refugio que mostraste en tu tesis universitaria?

Recuperé la idea original y luego de un relevamiento con médicos, infectólogos, ingenieros y estudiantes desarrollamos un sistema de tres unidades para satisfacer la capacidad hospitalaria. Por un lado el pre triage (el sector donde se testean y evalúan las prioridades de atención), la instancia de urgencias específicas y otra unidad, para garantizar un espacio de descanso seguro a los profesionales de la salud, con las condiciones necesarias. La demanda de camas genera caos, pero sin infraestructura no hay manera de darle pelea a la pandemia.

¿Qué es lo que te motiva a diseñar para la emergencia?

Ver a miles y miles de personas en situación de crisis, viviendo en zanjas. Gente que perdió todo y sueña con un futuro mejor. Entregué mi vida a esto, a poner el foco en lo que hace falta. Mi motor es la revolución de las prioridades, el desarrollo de herramientas para mejorar respuestas. Hacer el bien haciendo las cosas bien.

¿Dónde se van a instalar las unidades?

Tenemos más de un millón de unidades pedidas, está fuera de control. Por eso estamos implementando procesos paso a paso, para no cometer errores. No soy Superman. Hay que ir sorteando obstáculos. Esto es como la vacuna, no podemos apurarnos ni equivocarnos. Una mínima falla o error de cálculo puede transformarse en un desastre. Las conversaciones están avanzadas con Japón, Honduras, Dubái y Estados Unidos, y se centralizan a través de la campaña de crowfounding de la Fundación CMAX. Es a partir de estas plataformas de mecenazgos colaborativos que vamos a ubicar unidades donde más se necesiten, con los protocolos que estamos desarrollando.

Director de orquesta, músico, afinador e instrumento. ¿Cómo se lleva el diseñador con el rol de gestor?

Es muy complejo, no soy bueno para todo y el desarrollo de un producto de características humanitarias es aún más complicado. Es más sexy desarrollar un auto que se conduce solo que ayudar a miles de personas. Hasta que no te toca de cerca un huracán o un tsunami no te das cuenta que lo que hay que hacer es ayudar. En este sentido, el equipo es clave: en etapa de prototipado hay 4 equipos simultáneos, de diseñadores industriales, ingenieros y los operarios que se dedican a soldar y atornillar. Todos tienen los mismos lineamientos que parten de una mirada integral de gestión y logística. La visión global no es sencilla, hay que contemplar el transporte, la movilidad, las instrucciones de armado, los criterios…

¿Ponerse en el lugar del otro te impulsa a tener en cuenta necesidades urgentes y detalles que contribuyen al bienestar? Por ejemplo, en los kits de supervivencia incluiste blocs de hojas y lápices de colores para los chicos.

Esas cajas fueron desarrolladas para los refugios. En general la ayuda humanitaria llega en cuotas. El kit contiene lo necesario para que una familia sobreviva durante una semana. Brinda solución a la problemática de la ropa seca, la comida y los medicamentos. Y también incluye elementos escolares y lo básico: linterna, radio, agua mineral y bolsa de dormir. En un desarrollo de esta magnitud armar un buen plan de diseño es la clave.

¿Cuánta importancia le das al concepto de resiliencia?

Muchísima, tanta que me identifico con la gente que voy conociendo en los viajes y me dan ganas de quedarme a vivir hasta conseguir resultados. Es la parte más difícil de mi trabajo. Sobre todo me pasa con los chicos. En Haití, por ejemplo, me dicen que quieren que sea el papá de todos. Es muy fuerte.