Conversamos con la autora mexicana ganadora del Premio Internacional de Poesía Sor Juana Inés de la Cruz, quien acaba de editar en Argentina su última novela, Furia.
11.10.2022
De visita en nuestro país, la oaxaqueña Clyo Mendoza participó de la última edición del FILBA y acompañó la salida al mundo de Furia, libro merecedor del Premio Primera novela (conjuntamente impulsado por el Gobierno de México y Amazon México) recientemente editado en Argentina por Sigilo. Tras haber sido distinguida en 2017 con el Premio internacional de poesía Sor Juana Inés de la Cruz por Silencio, esta joven nacida en los ‘90 presenta ahora una obra que deslumbra, decantación de un proceso de escritura en el cual género y personajes centrales terminaron torciendo su rumbo respecto del proyecto original.
Desde la poética narrativa de sus publicaciones anteriores a la narrativa poética de la reciente Furia, Mendoza viene labrando un camino distintivo. Su enorme potencia lingüística y los conmocionantes pasajes que habitan la estructura de esta novela son puntales que sostienen en igual medida un mundo tan bello como cruento, en cuyo telón de fondo palpitan la oralidad de Juan Rulfo, el erotismo de Marosa Di Giorgio y por sobre todo, una memoria biográfica forjada en la ruralidad. En este libro, su privilegiado oído hace del habla, del ritmo y del relato una confluencia capaz de cautivar.
¿Cómo se fue armando Furia? ¿Se trató de un proyecto narrativo inicialmente?
No, al principio era otra cosa totalmente diferente y al llegar al final del libro quité unas cien páginas porque no dejaban que la verdadera historia fluyera con la naturalidad con la que espero que fluya en esta versión definitiva. Y sí, la fui construyendo al azar, obviamente con una estructura, una disciplina de revisión, pero muy apegada a las coincidencias que el libro me trajo.
¿Qué tipo de coincidencias?
Inicialmente yo quería que tratase de Unica Zürn, una escritora alemana que ahora están reeditando en español. Fui buscando pistas sobre ella que me fueron llevando a distintos sitios, personas y sucesos. En Furia hay un motor muy importante de fondo que tiene que ver con las cosas que le sucedieron a ella: fui conociendo gente que me trajo noticias y el libro se fue construyendo así hasta que me di cuenta que lo que inicialmente iba a ser poesía ya no podía conservar esa estructura, que debía montarme a otra...
Y además de ese cambio de género hay otro: el de los personajes centrales. Pasaste a explorar el género masculino mayormente…
Personajes masculinos con los que no me identifico, pero que sin embargo me ayudaron: fue como un proceso terapéutico para entender que todavía hay cierta humanidad en lo terrible de las personas, todavía persiste un dejo de ternura. Para poder encontrar eso debía colocarlo en mis personajes.
En una entrevista compartiste algo verdaderamente terrible sobre un pasaje de tu novela, respecto de una hija que en la vida real te contó que su madre había pensado en quemarla.
Las cosas más inverosímiles que aparecen en Furia son las que tomé de la realidad, como el pasaje que me mencionas. Me lo contó una de las hijas que escuchó a su madre decir eso a su papá: "¿Qué te parece si quemamos a las niñas?". Y para mí escucharlo de la voz de una chica que oyó algo que no debía -algo que me ha pasado muchas veces- es brutal. Ella se debe haber hecho muchas preguntas. Es una mujer ya mayor que conocí en el desierto y no sé por qué razón terminamos hablando de esto. Fuera de lo terrible que pueda ser que una madre quiera quemar a sus hijas, creo que había también en la madre un miedo a tener hijas, a ser una buena madre, es decir, una serie de complejidades imbricadas en la historia del personaje.
Respecto del tema de la necrofilia sugerida en Furia, decías en una charla pública que vos no ibas a nombrarla porque era un tema que te espantaba. ¿Cuál crees que es el límite qué encuentra unx autorx para no dejar afuera un tema que le produce horror y al que sin embargo necesita aludir?
Hay cosas que escapan a la enunciación, hay cosas que tampoco se deben nombrar y cosas que se nombran de modo específico para que tengan otro tipo de fuerza o interpretación o de ingerencia en el mundo. Creo que el tema de la necrofilia que aparece ahí también apela a otro tipo de cosas: cómo se vive la necropolítica y cómo estamos inmersos en un mundo de violencia donde pareciera que hay una familiaridad muy compleja con la muerte. Mucho más allá de nuestra relación en México con las fiestas de muertos y un diálogo con los antepasados, este tema ha sido usado para confundir un poco respecto de la voz de los muertos, cómo se los escucha en medio de tantas desapariciones y olas de violencia. Yo creo que además de qué ha sido usado por el Estado, hay una relación en México muy diferente con la muerte que nos ha llevado a naturalizar el hecho de que haya tanta gente asesinada. "Pongámosle números en lugar de nombres", porque somos un país acostumbrado a la muerte, pero no es verdad tampoco eso. Por eso hay que ir a lo más particular que son esas familias que están en busca todavía de sus hijos.
Como lectora me resultó inevitable conectar con la influencia de Rulfo en Furia…
Rulfo tiene algunos pasajes muy entrañables, como buen fotógrafo que también era. Yo vi sus fotos primero y luego lo leí y me impactó muchísimo lo que retrataba, le da validez a un mundo que no es tan visible. México sigue siendo un país centralizado. Y probablemente las influencias de Rulfo sean las mismas que tuve yo, me refiero a estas cosas que se ven en las comunidades. Recuerdo mucho el funeral de un niño que enterraron en un pueblo en el que yo vivía. La familia no tenía dinero para el ataúd y entonces lo enterraron con su cobija. Estos pasajes que una vive de pronto terminan siendo demasiado insistentes en la memoria. No sé si Rulfo vio estas cosas, pero seguramente alguien se las contó y creo que ambos estamos permeados por esa otra realidad qué no es la del México centralizado.
Es el México de las tradiciones orales.
Claro, y es el de las comunidades más marginadas. ¿Cómo se vive la muerte en estos espacios, cómo se sostiene el luto en un lugar en que la muerte está siempre al acecho? Yo en Oaxaca era una espectadora que sabía que por el trabajo de maestra rural de mi madre nunca íbamos a poder quedarnos en un sitio. El único lugar donde tuve la convicción inocente de quedarme, porque me resistía a abandonar el territorio y a mis amigos, fue en un pueblo originario tacuate. Un pueblo muy marginalizado que fue el lugar donde nosotras encontramos una casa. Mis amigos y yo no hablábamos el mismo idioma y por eso nos comunicamos de otras formas; yo era muy feliz allí y sin embargo había otras complejidades que logré entender recién siendo ya adulta. Creo que entonces fue importante tener este proceso de inmersión inocente que se vive en la infancia, pero también esta posibilidad de verlo después de manera objetiva.
¿Por qué se fueron?
Yo le reproché mucho a mi mamá que me hubiera sacado de ese pueblo. Con el tiempo ella me terminó respondiendo que en realidad me había sacado de ahí antes de que me secuestraran. Ahí a las niñas las secuestran y luego las devuelven ya con hijos. Mi mamá nació ahí y por eso sabía que eso podía suceder, y lo decidió pese a mi dolor de niña que no se quería ir. Creo que sin esta visión objetiva tampoco sería posible mi mirada actual. Yo creo que Rulfo también tenía una visión objetiva y era también un espectador. Tal vez su proceso de inmersión fue a través de la tradición oral y lo digo porque él mismo lo explicó así en varias entrevistas. A mí mi tío me contaba esta historias, era un devoto de las narraciones orales.
En la película Noche de fuego de Tatiana Huezo se cuenta una historia del estilo de la que me estás contando respecto del secuestro de las adolescentes…
Me gusta mucho ella. Por ejemplo, en su documental Tempestad retrata una familia que vive en un circo, a la cual le desaparecieron una hija. Se ve cómo el Estado o el sistema de justicia actúan si no tienes un lugar estable dónde vivir o no pagas los impuestos que te corresponden. Creo que esto mismo es algo que viven los personajes de Furia. Están todo el tiempo transitando y ese tránsito les da cierta libertad, pero también el sistema no les permite permanecer ni pertenecer a un sitio.
Pensaba que esto de la comprensión de lo terrible en el otro que mencionabas antes puede ser también aplicado al Estado, entenderlo cómo a un gran otro que tiene incorporada la idea de la muerte en su funcionamiento…
Es que la muerte está burocratizada en todos los sentidos. Creo que con la pandemia esto se vio de manera muy evidente. En el pueblo zapoteca dónde estoy hay mucha necesidad de acompañar a los muertos, de celebrar la vida que se terminó y la memoria de la persona que se acaba de morir. Con la pandemia estaba prohibido hacerlo, había incluso penas de prisión, multas. Entonces si tú crees en la trascendencia de algo parecido al alma, o cualquiera sea el nombre que le pongas, pero de pronto el sistema te dice que está prohibido y atenta esto contra tus creencias más profundas, ¿qué haces? Mucha gente decidió desafiar las normas y acompañar a sus muertos y ya. No importa. Pero esto fuera de las comunidades era muy mal visto. Se decía de ellos que eran unos ignorantes.
Furia se inaugura con la muerte de un niño tras la cuál se genera la relación erótica entre los personajes centrales. ¿Cómo surge esta historia a partir de ese hecho fundacional?
Yo no lo había entendido así hasta hace unos días. En la presentación de mi libro Dolores Reyes leyó un texto muy bonito y dijo algo así como que la muerte de un niño decanta en que dos hombres conozcan el amor y por otro lado, conozcan también lo que son y lo que han dejado de ser. ¿Por qué elegí ese motivo? Es uno de los detonantes más importantes no solo del inicio del libro sino también de mi escritura. Me sigo preguntando eso, por qué los cuerpos de las mujeres y las infancias son los más violentados. Pareciera que los abusos infantiles solo tienen que ver con la Iglesia y cuando me pongo a hablar con mis amigos y amigas la mayoría me confiesa que han sido abusados, algunos por sus familiares. Me da muchísima tristeza. Hay un poder institucional que se ocupa de ejercer esa violencia sobre los cuerpos desprovistos de credibilidad. Para él la palabra de los niños no es tan importante y no sabe hasta qué punto estás intervenciones permearan toda su existencia y las de los hijos de sus hijos.
Volviendo a tus libros, creo que es notorio como tu poesía es narrativa y tu narrativa es muy poética….
Cuando salió mi segundo libro de poesía, me propusieron que dijera que era una novela para tener mayor alcance comercial, para que vendiéndolo yo pudiera vivir de eso. En México, por cómo funcionan la mayoría de las editoriales, un autor nobel en una editorial pequeña jamás va a recibir un pago. Yo no fui la excepción. Sufrí una explotación total, presentar, pero no tener absolutamente nada a cambio y que además los libros tengan mala distribución. Curiosamente esa editorial ahora que Furia ya lleva tres ediciones, volvió a publicar el libro aquel.
¿Y ahora te dan tus regalías?
Claro que no. Como en todos los trabajos también hay explotación en la escritura. Creo que la poesía es un género bastante menospreciado, como si implicara otro tipo de esfuerzo escribir una novela a escribir un libro de poesía. Escribir un libro de poesía y hacer un discurso articulado del principio al fin, es más complejo para mí personalmente por los procesos personales que se atraviesan (con esto no digo que la escritura de Furia haya sido un proceso color de rosa). Yo no estoy de acuerdo en que el proceso de escritura narrativa sea más valioso, sino que es el mercado el que determina su valor.
Me llamó la atención escucharte decir que la poesía no se vende en un país donde pareciera tener un lugar importante este género dentro de la cultura.
La gente que crea poesía no vive de eso, aunque se convive con una devoción por la figura del poeta. Y siempre están las glorias locales, el o la poeta del pueblo, que no tiene ni cómo pagarse un café.
¿Qué dirías que dejó Foen vos como influencia la escritura de la uruguaya Marosa di Giorgio?
Lo que me regaló fue un erotismo no sustentado en la figura humana, más bien casi panteísta, que tiene cosas melancólicas al mismo tiempo. Pese a la enorme melancolía que hay en su obra creo que es de las más esperanzadoras de Latinoamérica. Son poemas bellísimos, para mí un lugar de descanso.
¿Qué significó para vos haber recibido el premio de poesía Sor Juana?
El premio fue muy importante en tanto que me dio la credibilidad propia, y también la ajena, de que podía dedicarme a algo y vivir de eso. Justamente estaba en un momento de crisis en este sentido dado las dificultades que conlleva vivir de la escritura. Un premio es un empujón que te hace pensar que podrás vivir de eso e incluso por un tiempo te lo permite. En cuánto a reconocimiento fue importante pero un libro de poesía tiene un público muy específico. A partir de la novela, aparecen editoriales interesadas en publicarlo. Furia en ese sentido es como la hermana buena onda que va a salvar a sus hermanos de los sitios oscuros en dónde quedaron.
Foto gentileza Editorial Sigilo