Desde Borges y Bioy hasta “Pepe” Sand y “Laucha” Acosta, el largo viaje de las duplas cuenta con escalas en McCartney y Lennon, en Sancho Panza y Don Quijote, en Taylor y Brontë, y atraviesa los enormes cielos custodiados por Bonnie y Clyde, en cuyo infinito y más allá se encuentran Buzz Lightyear y Woody, el vaquero.
Por Nicolás Mancini
18.10.2022
Esto de los dúos en el cine existe desde el comienzo de los tiempos. Tándems infalibles por complementación académica, familiar, amistosa o, simplemente, laboral.
Hay muchos que son obvios para aquellos y aquellas que a esta altura del partido cargan sobre el lomo horas y horas de filmografía o tienen un Letterbox que les explota. Véanse: Herzog y Kinski (una con el siempre atractivo agregado del odio), Scorsese y De Niro, Keaton y Allen.
A continuación, sin muchos más rodeos, nos aventuraremos a vaticinar duplas actuales compuestas por cineastas-actores/actrices que tienen suficiente potencial para hacer historia. De que un redactor del The Praxis Journal del futuro las utilice como aquí fueron utilizadas como ejemplos en el párrafo anterior.
“Es mi De Niro”: Daniel Kaluuya y Jordan Peele
En 2022 hablarle de rodeos a un cinéfilo o cinéfila es hablarle de Nope. Y hablarle de Nope es, sin duda alguna, hablarle de Jordan Peele. Y hablarle de Jordan Peele significa crear en su mente una imagen muy nítida de Daniel Kaluuya. Peele, director; Kaluuya, protagonista, solo trabajaron juntos en dos películas, Get Out y Nope, pero parece que llevan décadas colaborando.
Jordan quedó cautivado con su fetiche al verlo en un episodio de Black Mirror (“Fifteen Million Merits”). Todavía no había dirigido ninguna película -aunque estaba preparando Get Out- y el actor no era ni por asomo en términos de fama mundial lo que es hoy. Como quería a un intérprete negro para el protagónico de su primer filme, no lo dudó: ese que en la serie de Charlie Brooker pedalea en bici fija para ganar plata debía ser quien escapase de las garras de sus hombres blancos.
Su primer encuentro fue por Skype. Una videollamada que encontró al actor en un momento en que estaba “desilusionado con la actuación”. “Había dejado de actuar durante un año y medio. Lo comprobé, porque estaba como ‘esto no está funcionando’. No estaba obteniendo papeles, por el racismo y todo este tipo de cosas”, dijo Kaluuya a Entertainment News.
La frustración del actor no alteró su audición. Peele quedó “boquiabierto” cuando el otro interpretó por primera vez a Chris. Vio en él la capacidad de hacer de un hombre con un lado “explosivo” que a su vez tenía posibilidades de “acceder a ciertos elementos trastornados” de su psicología.
En medio de la grabación de Get Out, la admiración de Peele por su musa creció aún más. Tanto que en una charla con Empire el director lo comparó con una de las mayores leyendas del cine: “Cuando estaba en medio de Get Out yo estaba como: 'Tú eres mi De Niro, hombre. Eres mi De Niro”’.
El acorazado que formaron ante el advenimiento de lo nuevo los llevó a forjar una amena relación y a querer trabajar juntos en la recientemente estrenada Nope.
En conversación con Vanity Fair, Peele dejó en evidencia que Nope no será la última vez que los veamos en tándem: “Daniel es mi actor favorito en el mundo. No podía esperar más para volver a trabajar con él. Una de las cosas que más admiro de él es su poderosa quietud. Nadie más la tiene. No necesita palabras para comunicar sus pensamientos o emociones. En los momentos más aterradores y tranquilos sabes exactamente lo que está sintiendo y experimentando con solo mirarlo, y eso es muy poderoso. Sus grandes ojos, su lenguaje corporal, transmite tanta emoción”.
Little Women: Saoirse Ronan y Greta Gerwig
Si hay una conexión entre directora-actriz más fuerte que la de Kaluuya-Peele sin dudas es la de Saoirse Ronan y Greta Gerwig. También, como los dos anteriores, solo colaboraron en un par de películas: Lady Bird y Little Women.
Si usted no tiene empatía con esta dupla, vaya adelantando la parte del artículo que aquí se le presenta. Porque la proyección laboral de estas dos es muy a largo plazo. Gerwig ya se imagina qué película harán dentro de veinte años, cuando ella ronde los 60 y Saoirse los 50.
La cineasta vio por primera vez a Ronan en Atonement y, lejos de asustarse de una de las peores villanas de los melodramas de época de Keira Knightley, pensó que la jovencita que interpretaba a la hermana de la protagonista era sencillamente “increíble”. Años más tarde la vio en Hanna y pensó: “¿Es posible que sea la misma dama?”. La conexión oficial llegó a través de Wes Anderson, conocido de Greta que le permitió a la directora llegar cerca de Saoirse en el estreno en Berlín de Grand Hotel Budapest. En esa gala, las dos se cruzaron por accidente en un desayuno y allí Gerwig se fijó “definitivamente” en ella, aunque no hablaron. En aquel día, el punto de vista de Ronan era bastante diferente: no sabía que la realizadora estaba en el hotel y, además, solo la conocía como la mujer de Noah Baumbach y protagonista de Frances Ha. En el Festival de Toronto, finalmente, hablaron.
Sobre el día en que dialogaron por primera vez, Saoirse dijo a The Hollywood Reporter: “Nos conocimos y no sabía si iba a ser como una audición o si significaría algo. Terminamos leyendo todo el guión de Lady Bird. Todo el tiempo pensé: ‘¿Debería estar actuando como una loca ahora o simplemente leyéndolo?’ No lo sabía. Una de las cosas que Greta y yo siempre decimos es que cada vez que nos juntamos nos ponemos muy risueñas y muy excitables. Eso fue una especie de instante. Tuvimos mucha suerte de tener eso de inmediato”.
Tras las nominaciones que recibió Lady Bird en la temporada de premios, las dos comieron juntas y Ronan le exclamó a su coequiper: “¡No quiero imaginarte haciendo una película sin mí! ¡No puedo soportarlo!”.
El predilecto: Timothée Chalamet y Luca Guadagnino
Call Me by Your Name hizo que la carrera de Timothée Chalamet despegara por los aires. Y el joven de 26 años sabe muy bien que casi todo lo que vino después de esa película tuvo que ver en gran parte con Luca Guadagnino, el director que este año estrenó en Venecia Bones and All, su segunda pieza con “Timmy” a la cabeza.
El estilo aesthetic del italiano parece encajar a la perfección en lo que demanda una estrella como Chalamet. Uno tiene a su cargo a uno de los intérpretes más hipnóticos de su generación, el otro aprovecha para seguir dejando huella en el cine festivalero y mimado por la crítica de todo el mundo.
La leyenda detrás de su relación no es nada épica. Tal como contó una vez Guadagnino a Filmquiry, este simplemente contactó a Timothée cuando estaba produciendo Call Me by Your Name y al actor, que venía de hacer papeles menores en varias películas, le interesó su propuesta. Luca no hace audiciones, escribe pensando en apellidos y, ya con Armie Hammer adentro, solo le faltaba una mitad del durazno.
Tanto en su primera película juntos como en Bones and All, Chalamet trabajó codo a codo con Guadagnino con el objetivo de que su Elio y su Lee fueran los más adecuados. Luca es muy afín a trabajar siempre con las mismas personas porque considera a sus grupos laborales como familias. “Nos conocimos y, como siempre, fue profundamente inspirador hablar con él porque es muy inteligente y tiene un punto de vista muy específico sobre las cosas. Me dijo: ‘Me gustaría hablar contigo y con Dave para ver a dónde debería ir este personaje’”, contó el cineasta.
Parece, una vez más, que habrá dupla para rato.
Frenemies: Michael Fassbender y Steve McQueen
Hasta Widows parecía imposible concebir una película de Steve McQueen en la que no estuviese Michael Fassbender. Pero sucedió: el director de Twelve Years a Slave, Shame y Hunger dirigió su primer filme sin él y así le fue: mal.
Este caso se asemeja al de Peele y Kaluuya, solo que el trabajo de Fassbender es mucho más influyente en la obra de McQueen que, por ahora, el de Daniel en la de Jordan: uno no puede imaginar una película de Steve sin Michael, así como a un futbolero o futbolera le hace ruido pensar en el Barcelona sin Lionel Messi. De algún modo misterioso, Fassbender moldeó la carrera de McQueen. Ambos construyeron juntos un tono muy particular que hasta Twelve Years a Slave definía la obra parcial del cineasta.
“Steve cambió mi vida. Es realmente tan simple como eso. Cuando me dio la oportunidad de trabajar con él en Hunger y mostrar algún tipo de capacidad o posibilidad en términos de interpretar a un protagonista, en un momento en que la recesión estaba a la vuelta de la esquina... Tuve mucha suerte", dijo Fassbender a Independent, y agregó: "Trabajar con Steve es una experiencia muy gratificante, aterradora y emocionante".
Estos dos se conocieron en 2008, en una audición para Hunger. Fue raro, porque la primera vez que McQueen vio a Fassbender no le gustó cómo actuó. “Pensé que era un poco arrogante”, le confesó Steve de buenas a primeras a Telegraph. La insistencia de uno de los productores de esa película para que igualmente tomase a Fassbender hizo que el director le diera al actor otra oportunidad. Y le agradecemos por ello.
Polos opuestos: Kristen Stewart y Olivier Assayas
Kristen Stewart y Olivier Assayas están conectados por el hilo rojo del cine indie. Un director muy poco Twilight y una actriz que en un principio parecía ser muy poco Après mai son la dupla más insólita de todas las de esta lista. Él contó con ella para tres trabajos: Clouds of Sils Maria, Personal Shopper y la reciente serie Irma Vep.
También, como Chalamet y Guadagnino, no hay mucho que explique el porqué de su vínculo. Cuando les preguntaron “¿Qué les hace congeniar?” los dos rieron. Él respondió: “No estoy seguro”; ella: “No sé, nos caemos bien”.
En diálogo con Vulture, Assayas dio un dato que seguramente hará lagrimear al fan de la saga Twilight que esté leyendo ésto. Dijo que la primera vez que vio a Kristen fue en la casa de Robert Pattinson un día que visitó al actor en Londres. Como Stewart en ese momento estaba con el nuevo Batman dio con ella de rebote. “Solo recuerdo a esta chica que entraba y salía de la habitación donde estábamos conversando, y yo la miraba como '¿quién es esa?'”, comentó Olivier.
Tras ese breve y misterioso encuentro, Stewart se hizo amiga de su productor, Charles Gillibert (el de On the Road), y se siguió cruzando con Assayas en “encuentros sociales” en París: “Es totalmente imposible conectarse con alguien en fiestas como esa, pero al verla moverse y cómo funcionaba, pensé que tenía algo que era tan crudo, tan auténtico y tan cinematográfico. Siempre sentí que había más en ella que lo que había visto en las películas. Para mí, esa es la clave para tener realmente el deseo de trabajar con una actriz. No la conocía, pero tenía la fantasía de ella”.
Su historia continúa en Clouds of Sils Maria, película que el realizador escribió pensando en Juliette Binoche y en su nueva y joven musa. “Creo que realmente descubrí a Kristen cuando estábamos haciendo Clouds of Sils Maria. Me di cuenta de que cada pequeña cosa que le daba para hacer ella inventaría algo: lo haría interesante, lo haría sexy, lo haría raro. Terminó siendo un poco frustrante porque su personaje en Clouds of Sils Maria está escrito con menos capas que el personaje de Juliette Binoche, por lo que la pregunta se quedó conmigo: ‘¿Qué pasaría si le diera un papel más importante?’”.
Y así nació Personal Shopper. La simbiosis encuentra aquí su ápice. “Es un hecho que una película como Personal Shopper sucede por Kristen.La manera en la que funcionamos me permite tratar, eventualmente, cosas más atrevidas; de alguna manera me protege”, se sinceró Assayas.
La lluvia de halagos del director para con su nueva actriz preferida también llegó a un punto cúlmine cuando en 2019 le rindió homenaje en el Festival de Cine Americano de Deauville. Ante el público, el francés explicó por qué algunas actrices o actores habitués del cine hollywoodense cuando se corren a un costado fluyen mejor: “Ella nunca hizo una elección convencional, nunca trató de lograr nada más que preservar su independencia, en su vida, en sus actos y en su arte. Esta libertad… es mucho más difícil de lograr para las estrellas de cine que están siendo puestas bajo el microscopio de los medios, que están siendo sometidas diariamente a la insoportable presión de la 'máquina de Hollywood', su cinismo, su sentimentalismo cursi, la la brutalidad del poder y las luchas por el dinero”.