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Del cielo a casa: objetos de la vida cotidiana que marcaron a los argentinos

La nueva exposición del MALBA reúne más de seiscientas piezas de la historia del diseño nacional en un ensayo sobre la vida cotidiana.

Por Vivian Urfeig

29.03.2023

¿Se pueden clasificar los objetos que más allá de su función se ganaron un lugar en la memoria de varias generaciones? Aquellos que pertenecen a los universos de la infancia, que calaron hondo en la representación simbólica más allá de una olla, un par de zapatillas o una publicidad de fósforos. En la muestra Del cielo a casa, que se inauguró en el Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires (MALBA) el jueves pasado, el recorrido importa más que el viaje o el destino. Su nombre fue tomado del libro de Hebe Uhart y la exposición reúne más de 600 piezas emblemáticas de la cultura material de Argentina, sin respetar patrones cronológicos ni jerarquías. La organización de estos retazos que despiertan la nostalgia está estructurada a modo de una serie de constelaciones temáticas que recorre varias paradas estratégicas. Desde la pelota pulpo hasta el alfajor Havanna, se detiene en un par de zapatillas Flecha, da la vuelta por cacerolas chamuscadas que remiten a los cacerolazos y sigue su rumbo casi infinito. Un paneo por la esperanza, la promesa de un futuro mejor y el ser argentino que se representa en cada una de las piezas.

¿Cuántos objetos son suficientes para abarcar el universo de las cosas argentinas? ¿Qué son tales cosas? ¿Cómo funcionan en la representación social de un país? Estas son varias de las preguntas que se formuló el equipo curatorial, integrado por profesionales multidisciplinarios que aportaron sus miradas en esta radiografía de la vida cotidiana. Son arquitectos, curadores, diseñadores gráficos, periodistas e investigadores: Sebastián Adamo, Leandro Chiappa, Gustavo Eandi, Marcelo Faiden, Carolina Muzi, Verónica Rossi, Juan Ruades, Martín Wolfson y Paula Zuccotti emprendieron la enorme tarea de relevar el archivo de lo diario, entre objetos, obras de arte y documentos.

La exposición fue curada por Sebastián Adamo, Leandro Chiappa, Gustavo Eandi, Marcelo Faiden, Carolina Muzi, Verónica Rossi, Juan Ruades, Martín Wolfson y Paula Zuccotti. Gentileza MALBA.

El tamiz etnográfico fue el hilo conductor que marcó el camino, más allá de la autoría o los procesos, una solución que aportó Paula Zuccotti que invita a abordar la cultura material desde los usos, las costumbres, los rituales y los simbolismos que las cosas generan en una sociedad. Zuccotti definió así el rol del usuario, como protagonista del arte y el diseño, que no observa desde la perspectiva del creador o productor, sino de quien habita y usa. Conexiones e intermitencias, referencias a la industria nacional y a los íconos que aportan identidad. “Una capa más que se agrega a partir de la mirada etnográfica y no toma como protagonista al que produce o vende. Por eso hay objetos que están presentes y tienen valor por lo que representan. Así funciona la etnografía, estudia la relación íntima que se da entre los objetos y las personas”, señala Zuccotti y como ejemplo, refiere a la botella de lavandina que se ve sobre un auto. “Es un código urbano que surgió en una época y marcó una conducta emergente, la de la evasión impositiva. La botellita, así, dice otra cosa y va más allá del poder desinfectante de su líquido interior”, apunta la etnógrafa, autora de Everything you touch, libro, muestra y plataforma que rastrea el comportamiento de distintas personas en todo el mundo de acuerdo a los objetos que utilizan en 24 horas, desde que se despiertan hasta que se acuestan. Zuccotti encabezó una de las actividades vinculadas a la muestra, que seguirá en pie hasta el 12 de junio: la acción colectiva Mi Casa convocó al público a acercar un objeto personal significativo referido a su hogar, para formar parte de una de las emblemáticas fotografías cenitales, una imagen única que representa qué es una casa para las personas que participaron de la convocatoria.

La instalación que le da la bienvenida a la muestra anticipa, desde la entrada del segundo nivel del museo, que se trata de una propuesta que apela a la emoción. Las pelotas pulpo de goma que ganaron las veredas de la infancia dominan el espacio de acuerdo a la propuesta de Daniel Joglar. “Durante la crisis económica de entreguerras, el técnico de Pirelli Gerildo Lanfranconi –especialista en moldes y matrices de caucho– decidió desarrollar una pelota recreativa que tuviera una calidad superior a las de trapo pero que pudiera venderse a un costo mucho menor que las de cuero”, explican los curadores.

El título de la muestra, Del cielo a casa, fue tomado del libro homónimo de la escritora argentina Hebe Uhart. Gentileza MALBA.

Los 600 objetos ocupan 600 m2 de la Sala 5 en estas constelaciones que, según el arquitecto Sebastián Adamo, “apuntan a que el visitante se vaya con su propia historia, su propia subjetividad. Es lo que sugerimos desde la arquitectura, que estos vínculos que están programados también admitan al azar. Por eso es un work in progress, la muestra está en constante movimiento”. El equipo curatorial destaca: “El entramado de objetos, espacios de vida y obra, teje una red de sentido ampliada: nos conecta emocionalmente con lo propio a partir de una porción de ese archivo de la vida común en el que el diseño, el arte, la industria y la historia se hibridan. Nos convocan a viajar a un pasado cercano, para conjurar nuevamente los sucesos y anhelos de futuro que allí se inscribieron”. Y advierte: no se trata de una historiografía del diseño argentino, sino de un ensayo sobre la vida en común condensada en las cosas, de las grandes visiones utópicas a la vida cotidiana, de un helicóptero a una zapatilla, del Stent a la pelota Pulpo.

Las piezas provienen de diferentes archivos y colecciones públicas y privadas del país. Se destacan los 250 objetos y documentos de la Fundación IDA (Investigación en Diseño Argentino), dedicada a la investigación, recuperación, conservación, difusión y puesta en valor del diseño nacional. De su acervo figuran el prototipo de la BKF, un escritorio de Jean Michael Frank y Alejandro Bustillo, las publicidades y el lavarropas de Siam Di Tella, electrodomésticos de Atma, Noblex y Aurora. Y hasta la fachada de la peluquería Eros (con el sistema Fototrama del estudio MetaDesign), pasando por indumentaria de Vicki Otero y Juliana García Bello, entre otros.

La muestra está compuesta por más de 600 objetos que, según el grupo curatorial, "apuntan a que el visitante se vaya con su propia historia, su propia subjetividad". Gentileza MALBA.

La selección de objetos icónicos se completa con un conjunto de materiales audiovisuales: cortos institucionales, publicidades y filmes de época, pertenecientes a los archivos de la Filmoteca Buenos Aires, elegidos por Fernando Martín Peña (director de MALBA Cine); y del archivo del Museo del Cine “Pablo Ducrós Hicken”, seleccionados por los especialistas Raúl Manrupe y Andrés Levinson.

Del cielo a casa se concreta a 60 años de la primera muestra de diseño en la Argentina (CIDI, 1963), y coincide con el cuarenta aniversario del regreso de la democracia en el país, un punto de inflexión en la vida social e institucional. “Nos interesa el diálogo con el imaginario social y político, el mapeo de lo cotidiano que fue clave en moldear la cultura del país”, explica Verónica Rossi, curadora. Y concluye: “La tensión y disonancia del lenguaje con los objetos y los acabados materiales promueve conexiones con el arte y la vida. Así, el museo habla de anhelos y recuerdos, captura momentos de la vida cotidiana y opera sobre ellos, los objetos, en una convivencia que explora la domesticidad”. Hitos del diseño, pero también fragmentos del imaginario social que trascendieron en el tiempo.