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Los Ateliers de Bonet: rescate de una joya arquitectónica moderna

El célebre edificio de talleres para artistas en Suipacha y Paraguay abrió sus puertas. Dos unidades pueden ser visitadas, y es la oportunidad para conocer un ícono histórico de la arquitectura argentina de vanguardia.

Por Yamila Garab

11.02.2023

La Casa de Estudios para Artistas, edificio construido en 1938 ubicado en la esquina de Suipacha y Paraguay, uno de los máximos emblemas de la arquitectura moderna argentina del siglo XX, comenzó hace poco a poder ser visitada. Ahora los interesados, resignados históricamente a apreciarla desde afuera, pueden ingresar y recorrer algunos de sus espacios. En concreto, abrieron sus puertas al público uno de los cinco dúplex (el “Atelier E”) y uno de los cuatro locales a la calle, convertidos respectivamente en una Residencia y una Galería de Arquitectura.

La movida está a cargo de Bisman Ediciones, y en los hechos significa que este edificio, proyectado por Antonio Bonet –catalán que residió en Buenos Aires–, Ricardo Vera Barros y Abel López Chas, ahora puede ser recorrido por dentro. Así, esta cronista subió al dúplex y luego ingresó al local comercial, donde actualmente se exhibe la muestra Usted está aquí, que cuenta la historia del edificio (conocido popularmente como “los Ateliers de Bonet”) a través de planos originales, fotos, maquetas y documentos.

En la exposición Usted está aquí la historia del edificio se cuenta a través de maquetas, planos originales y fotos. PH: Albano García/Gentileza.

Según cuenta Hernán Bisman, fundador y titular de esta editorial especializada en arquitectura, la puesta en valor tanto del atelier como del local comercial llevó un año entero de trabajo, ya que ambas unidades “estaban en muy mal estado, con entrepisos y cielorrasos que obturaban la doble altura del atelier, y sin muchos de sus materiales originales”. Por eso, para reconstruir ambas unidades hubo que trabajar con documentación histórica provista por el Colegio de Arquitectos de Cataluña (COAC), exhibida en la muestra, así como con planos de Aysa, Aguas Argentinas, municipales, de la revista Nuestra Arquitectura y diversos materiales provistos por la Biblioteca de la Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo de la UBA. También colaboraron Victoria Bonet, hija del arquitecto y guardiana de su legado, y el Fondo Bonet del COAC.

Además, Bisman explica que la Galería propondrá dos clases de exhibiciones: algunas consistirán en muestras personales de arquitectos iberoamericanos –de las cuales ya se realizó la del catalán Josep Ferrando– mientras que otras estarán dedicadas a obras emblemáticas de la arquitectura moderna argentina. Así, para los próximos meses están programadas dos muestras: una sobre la obra del rosarino Nicolás Campodónico y otra dedicada a la arquitectura moderna en la provincia de Misiones, coorganizada con la Universidad Católica Argentina de Santa Fe Sede Posadas.

Los expositores son invitados a residir al menos una semana en uno de los cinco dúplex del edificio, conocido como el Atelier E. PH: Albano García/Gentileza.

Para llevar a cabo las exposiciones, se diseñó un formato según el cual el autor-expositor es invitado a vivir al menos una semana en la Residencia (Atelier E) mientras se arma su exposición en la Galería de planta baja y colabora con el montaje de la misma, aunque en los hechos puede quedarse más tiempo. Cuando ya está lista la exhibición, se llevan a cabo tres pre-inauguraciones para unas 50 personas invitadas y luego se la abre al público durante dos meses con cita previa. Para participar en las visitas guiadas hay que escribir a info@bismanediciones.com.ar.

El proyecto integral de la Galería y Residencia de Arquitectura incluye también la recuperación de la historia del edificio. A modo de ejemplo, Bisman cuenta que Victoria Bonet aportó una foto extraordinaria de su padre junto a sus socios López Chas y Vera Barros en la que se ve una maqueta del edificio, aún sin construir, tomada en lo que se supone que era el estudio anterior de Bonet, en la calle Tres Sargentos. Además, en un texto escrito para el catálogo de la muestra, Victoria elogió “la generosidad de la familia Vera Barros, dueña del terreno, que les dio a estos jovencitos la libertad de construirlo como quisieran, sin interferencias”.

Cuando el artista ya tiene lista la exhibición ésta se abre al público durante dos meses con cita previa. PH: Albano García/Gentileza.

Pero, según Bisman, el trabajo recién empieza: “Tenemos programado un año y medio más de expos. Si bien no tenemos la intención de hacer rendir económicamente este proyecto, que es un servicio a la comunidad y por eso las visitas guiadas son gratuitas, lo que sí buscamos es colaboraciones de entidades públicas, instituciones y empresas a las que les interese la arquitectura moderna para hacerlo sustentable”. Agrega que cualquier arquitecto joven iberoamericano puede postularse a exhibir en la Galería y ser huésped de la Residencia, aunque aclara que ya existe un esquema de programación basada en los autores y obras que la editorial viene publicando desde hace muchos años.

Las actividades planificadas incluyen, además, la participación en febrero de este año de la movida Microcentro Cuenta, durante la cual se expondrá en la Residencia una muestra dedicada a distintas obras de Antonio Bonet, desarrollada por la Escuela Superior de Arquitectura y Diseño de la Universidad de Morón.

La vanguardia pionera

El edificio de ateliers fue una de las primeras obras realizadas por miembros del Grupo Austral, considerado “el primer colectivo que se reconoció y actuó como vanguardia arquitectónica en Argentina”, según explica el arquitecto, docente e investigador cordobés Gonzalo Fuzs, curador de la ya mencionada muestra Usted está aquí. El grupo estaba conformado por Bonet, Vera Barros, López Chas (quienes habían coincidido unos años antes en el estudio de Le Corbusier, en París) y otros arquitectos como Juan Kurchan, Jorge Ferrari Hardoy e Ítala Fulvia Villa, entre otros. Precisamente, en la muestra se puede leer su manifiesto fundacional, que incluye consignas como “luchar por el progreso de la arquitectura” y “tomar iniciativas para la resolución de todos los problemas arquitectónicos de la República”.

Como es sabido, al mismo tiempo Bonet, junto a Kurchan y Ferrari Hardoy, formó una sociedad dedicada al diseño de muebles: BKF, de la que surgió el célebre asiento conocido por esta sigla, aunque originalmente su nombre fue Sillón Modelo Austral.

Fuzs cuenta que el edificio, una de las primeras obras del Grupo Austral, fue concebido para albergar las oficinas de todos los arquitectos del grupo. El proyecto incluía siete ateliers: cinco de ellos, de doble altura, en el primer y segundo nivel; y dos de altura simple en el tercero, donde también hay una terraza común, además de cuatro locales comerciales en la planta baja, con vidrieras ondulantes cóncavas y convexas. Un detalle fundamental, según explica Fuzs, es que las 12 unidades son todas diferentes: “Es un gesto opuesto a la pérdida de individualidad derivada de la sistematización de unidades, y que constituye otro de los rasgos distintos del Grupo Austral: conjugar lo individual con lo colectivo. De esta forma, se proponía generar una ciudad que no repitiera unidades idénticas hasta el infinito marginando al individuo, sino que lo asumiera como protagonista”.

El edificio de ateliers fue una de las primeras obras realizadas por miembros del Grupo Austral, considerado “el primer colectivo que se reconoció y actuó como vanguardia arquitectónica en Argentina”, según explica el arquitecto, docente e investigador cordobés Gonzalo Fuzs. PH: Albano García/Gentileza.

Agrega que se trata de un edificio “claramente objetual, que constituye un hito en sí mismo, y a la vez netamente urbano, porque reformula a la esquina en que está situado”. También asegura que su resolución “facilitaba tanto el funcionamiento colectivo del Grupo Austral como el privado de cada atelier”. Vale aclarar que, apenas terminado, los tres autores instalaron su estudio en uno de los ateliers, y Bonet también vivió allí hasta 1941.

Por otra parte, Fuzs explica que la disposición de la totalidad de las unidades conforma lo que él califica como un “cadáver exquisito”, es decir un plan aleatorio, ya que no existe una grilla que ordene en forma uniforme las unidades de los distintos niveles. “En el vértice de la esquina, por ejemplo, se definieron situaciones muy diversas para cada nivel del edificio: en la planta baja se ubicó el local comercial más importante, mientras que en el primer y segundo piso se desarrolla la doble altura del dúplex con mayor superficie (identificable por su persiana vertical de lamas metálicas), y el tercer piso presenta el hueco que define la terraza-jardín”, grafica.

A su vez, la planta baja en su conjunto, con sus “olas” de vidrio etéreas, manifiesta una voluntad de interpelar al transeúnte: “Al verse imposibilitados de modificar la realidad física de la calle, los proyectistas insertaron un objeto arquitectónico que modifica la sensación de quienes transitan por allí”, advierte Fuzs. Ahora, la posibilidad de visitar el edificio permite conocerlo también desde adentro.