Desde Los Angeles conversamos con el dúo fotográfico responsable de las imágenes de moda más bellas de los últimos tiempos. Tal vez esta definición suene grandilocuente, pero también dan fe de ello las grandes marcas, las mejores revistas y las celebridades internacionales que confían en su arte y los convocan hace más de veinte años para fotografiarlos.
Por Luisa Norbis
11.03.2024
Ver el camino que realizaron desde “el cuartito” (como llamaban al estudio fotográfico de Para Ti en el antiguo edificio de la calle Azopardo) o desde el estudio propio que habían armado en su casa en el barrio de Once es inspirador. Allí ya se palpaba el germen de su potencial con la curiosidad que los empujaba a experimentar y con los bellos resultados que obtenían. También sabían convocar un equipo de trabajo talentoso que compartían el amor por lo que hacían y eso tornaba la experiencia de trabajar con ellos en un viaje genial.
En esos comienzos Sofía Sánchez y Mauro Mongiello eran pareja: él traía ese acento francés que cada tanto nos recordaba que no era un porteño más y Sofía, con su calidez y sensibilidad, creaba los climas ideales para cada toma. Dos semanas antes de la explosión del 2001 decidieron irse a probar suerte a París. Recuerdan que no fue fácil y que probablemente haber perdido todo lo ahorrado durante esa crisis les dio la tenacidad necesaria para golpear todas las puertas posibles para volver a trabajar en ese nuevo escenario.
En una de esas entrevistas, a las que iban con su book dentro de una bolsa de supermercado para evitar que se moje con las lluvias típicas parisinas, se creyó conveniente presentarlos al prestigioso concurso fotográfico Prix Picto de la Photographie de la Mode, para comenzar a abrir camino y estuvieron en lo correcto, ya que lo ganaron. Luego llegó la oportunidad de hacer su primera exposición en el Palais de Tokyo durante el esplendor de sus comienzos y describen que así fue como comenzaron a abrirse las puertas. Revistas como Vogue, Elle, Numéro, Wallpaper, Harper’s Bazaar, New York Times Magazine, The New Yorker, Esquire y Vanity Fair publican su trabajo desde esos comienzos.
Pasó el tiempo, pasó la pareja, pero continúan trabajando juntos. Sofía vive hace cinco años en Los Ángeles con su esposo americano y Mauro se mudó hace año y medio desde París a Madrid junto a su esposa sueca. Admirablemente, los cuatro comparten una amistad de esas que cuesta encontrar. Mucho tiempo compartido creó una solida sociedad creativa y el trabajo que hacen es un fiel espejo de todo lo capitalizado en el trayecto. Todo este devenir de la vida lo cuentan entre risas los dos sentados en la cocina de la casa de ella en LA, donde Mauro se hospeda cuando el trabajo los convoca.
Al preguntarles por inspiración para su arte hablan de Bob Wilson, demostrando una admiración profunda hacia este multifacético director teatral, cine japonés de los años sesenta al ochenta, música independiente. En los últimos tiempos se sumó también la fascinación por el arte latinoamericano, explicando que necesitaron perspectiva para valorizarlo.
Como proyectos a futuro mencionan la producción de dos libros: uno de Japón y el otro a cerca de lo femenino en relación con su cuerpo. Estos proyectos fotográficos los tienen entusiasmados y ya están en producción. Ellos ya tienen experiencia en hacer esto: hace unos años y de la mano de Louis Vuitton realizaron uno sobre Buenos Aires para la colección Fashion Eye que tiene la marca.
Orgullosos de su último trabajo para la revista Numéro, reflejan un claro indicio de que transitan el camino correcto. También resaltan que la moda se ha vuelto mucho más dinámica con gran influencia de las redes sociales. “Una modelo es famosa una semana y la próxima no se sabe”, detallan. Se describen a sí mismos como cucarachas que sobreviven a los tiempos y cuentan como el star-system que vieron en sus comienzos desapareció. Entre risas cómplices y estupor agregan que las nuevas generaciones, por ejemplo, no tienen idea de quién es Madonna o Michael Jackson.
Louis Vuitton, Dior, Givenchy, Armani, Lanvin, Missoni, Escada, Ungaro, Loewe, L'Oréal, Coca-Cola, Hublot, Eres, Chantal Thomass, Swaroski, Boucheron, Petit Bateau, Piper Heidesiek, Mc Donalds, Paco Rabanne, Louboutin, Saks Fifth Avenue, Bergdorf Goodman Chopard y Air France forman parte de la larga lista de marcas de lujo que tienen como clientes. Pero la lista que destaca su carrera se complementa con los retratos a las celebridades de la escena cultural y política: Ruth Bader Ginsburg, Jane Fonda, Lisa Minelli, Kanye West (ahora Ye), Angelina Jolie, Janet Yellen (Secretaria del Tesoro Americano), Helen Mirren, Amy Adams, Pharrell Williams, Winona Ryder, por solo mencionar algunos. Incursionando en el rapport humano con las grandes celebridades dicen que fueron afortunados y ejemplifican con la relación con Jane Fonda que se funde en un abrazo cada vez que trabajan juntos pese a los rumores de ser una personalidad fuerte; y con Winona Ryder, que se declaraban fans con la protagonista de Generación X, y por eso temían romper el encanto con conocerla, pero fue un placer confesaron.
No recuerdan feos momentos allí, a diferencia de lo imaginado con semejantes nombres. Sin embargo, sí describen que últimamente las compañías pueden tornar el trabajo mas aburrido al encapricharse con no mezclar marcas para cada toma, exigen look completo y eso limita la creatividad de las estilistas y asemeja el resultado final al espíritu de catálogo.
Reflexionan sobre lo pendular de las tendencias y cómo todo va mutando en el tiempo. “Inclusive hasta el film vuelve a estar en uso con algunos fotógrafos con mucho presupuesto. En la actualidad existe un servicio que te escanea el negativo en el acto pero es caro y esa variable es para muy pocos”, sentencia Sofía y Mauro agrega: “La enorme repercusión que generó el último desfile de Maison Margiela palpa una necesidad del retorno a lo genuino, romper un poco con tanto IG”. Comparando con las formas antiguas y las actuales rescataron un hermoso detalle del pasado que solo quienes lo vivieron pueden corroborarlo: “Con la cámara digital se perdió la privacidad entre fotógrafo y retratado. Ese pequeño mundo que se armaba con las cámaras con film se dinamitó con la pantalla que permite que todos sean testigos en el acto y todos puedan opinar desde afuera. Se pinchó así esa burbuja artesanal, esa complicidad y ese trabajo intimista de crear y registrar un clima”.
Hoy Sofía y Mauro, en esta etapa madura, prefieren trabajar en Estados Unidos. Allí se sienten más cómodos para desarrollar su arte y a nosotros siempre nos llena de orgullo ver como gente querida crece y se torna un honor poder difundir su talento en la tierra que los vio dar sus primeros pasos.