Conversamos con el gran perfumista argentino, quien estuvo detrás de fragancias reconocidas a nivel mundial y fue el ganador del premio Internacional de la perfumería en París.
Por Martín Bonadeo
22.12.2023
Hace ya muchos años leí El perfume de Patrick Süskind, un viaje alucinante construido con imágenes olfativas. Me impactó tanto que empecé a estudiar un doctorado en comunicación olfativa. Las autoridades de la universidad, cuando presenté mi tema y ante la aparente falta de autores que hablen sobre esa materia me dijeron: "Si conseguís bibliografia, adelante". En ese momento había muy pocos libros y papers publicados y me encontré con un oscurantismo digno de alquimistas y logias que rodeaba los misterios del mundo de los perfumes. En ese árido contexto, apareció en mi camino Bernardo Conti, una luz de generosidad en medio de la noche olfativa. Una de las pocas narices en el mundo. Perfumista de elite para marcas de lujo y premiado por muchos éxitos de la industria perfumera, hoy Conti nos cuenta algunos de sus secretos.
Cuando nos conocimos, hace más de veinte años, vos estabas trabajando en la perfumera Firmenich y yo estaba haciendo mi tesis de doctorado en olfato. Recuerdo que muy generosamente me abriste la puerta y me enseñaste muchas cuestiones del mundo de los perfumes. ¿Siempre tuviste un perfil docente?
Sí, de hecho este año cumplí 38 años en la docencia. Empecé mientras estudiaba química en la Universidad de Buenos Aires como ayudante de segunda a los 18 años. Durante mucho tiempo di clase en la Asociación de Químicos Cosméticos, en la que sigo estando pero ahora ya no dicto cursos (cada tanto doy alguna charla allí). Yo abrí mi propia escuela de perfumería acá en Buenos Aires. También doy clases en la Escuela Argentina de Fragancias de la Universidad Tecnológica Nacional donde abrimos el área de creación de perfumes que es online.
¿Cuál fue la evolución de tu camino en este último tiempo?
En Firmenich yo tenía un puesto que lo podríamos traducir como director asociado para el desarrollo de perfumes (Fragrance developer associate director) y siempre trabajé en perfumería de prestigio, o sea, en la creación de fragancias para Eau de toilette y Eau de parfume. Dejé mi puesto en esa empresa hace unos años porque sentí que debía dedicarme a una actividad más libre, no corporativa sino independiente. Ahora trabajo para otra empresa, Robertet, que es originaria de Grasse, al sur de Francia dedicada hace años a lo que se llama perfumería "indie" (independiente). Ellos trabajan más con fragancias naturales, una perfumería de volumen más chico y de precio mucho más elevado.
¿Cómo te formaste en una profesión tan particular como es la alta perfumería?
Yo era técnico químico en la ENet de Villa Devoto (la escuela donde unos años antes había estudiado el papa Francisco). Cuando terminé la escuela secundaria yo quería tener mi propia plata y empecé a trabajar a los 17 años en un laboratorio perfumista. Les gusté en la entrevista porque hablaba razonablemente bien en francés e inglés. Ese conocimiento me abrió las puertas a la perfumería donde empecé como ayudante de laboratorio. Ahí se hacían perfumes y cuando vieron que yo "olía bien" me mandaron a Ginebra en Suiza, a los 21 años, para hacer un entrenamiento que duró 6 años. Este entrenamiento es algo que no termina nunca, porque continuamente aparecen cosas nuevas y yo que doy clases, trato de estar actualizado. Mi carrera sigue con mucho de docencia y con mucho de creación. El que empezó a enseñar perfumería en América Latina fui yo. Ese orgullo lo detento yo.
Creo que el mundo de los perfumistas por lo general no es un mundo muy generoso para compartir aprendizaje y vos estás enseñando desde que te conozco. ¿Qué reacción tienen tus pares ante tu generosidad con el conocimiento?
No sé. En general, en la cara, todo el mundo está muy contento con mi trabajo docente. Si después alguien dice "éste está revelando secretos que no se revelan", no lo sé. Nunca me criticaron los contenidos que yo enseño, que son básicamente los que aprendí en Europa donde hice el 90% de mi formación.
Y, ¿cómo enseñás?
Mi materia es la creación de perfumes. Siempre se empieza enseñando a criar las flores. Una flor natural se cultiva pétalo por pétalo y después el producto se destila o se extrae con solventes. Así obtenés la esencia (por destilado) o el absoluto (con solventes). Después seguimos con los perfumes florales-frutados, los cítricos y las demás familias. Las últimas diez clases son talleres de creación, siempre guiados por mí.
¿En qué consiste esa guía?
Trabajamos con un tema, con una consigna. No dejo a los alumnos crear cualquier cosa porque no se hace así. Por ejemplo, si vos querés hacer un floral-frutado, primero tenés que hacer la flor, pero después no podés hacer una ensalada de frutas. Es muy importante elegir qué frutas vas a usar, cómo le das fondo a este perfume para que quede bien sobre la piel. Y así los estudiantes van iterando y retocando. De cada composición se aprende algo. Hay fragancias que ya se sabe que se llevan mal o que no combinan. En ese caso, la solución es usar un frasco limpio y empezar de nuevo.
¿Cuáles fueron tus éxitos? ¿Cuáles son los perfumes que más orgullo te dan?
Éxitos tengo un montón, tengo muchos años de carrera, pero el perfume que más me gusta es el que hice ayer a la tarde. Siempre mirando para el futuro. A veces me sorprende que los perfumes que hice hace 20 o 30 años aún gusten mucho. Me sorprendo cuando me acuerdo de cómo era yo a esa edad.
Entre muchos premios (mejor perfume, a la trayectoria perfumista y a la trayectoria docente), la distinción más importante que me dieron, es el premio Internacional de la perfumería en París. Pero también siento un orgullo enorme por una ex-alumna que ganó un premio en Londres (es la primera Argentina que lo gana).
Cuándo hacés un perfume para una marca, ¿vos podés comunicar que sos el autor de esa fragancia?
Únicamente si la marca lo hace público. Mi trabajo es confidencial desde que me piden perfume, hasta que se lanza. En general, me suelen invitar al lanzamiento. A veces se dice "Bernardo Conti creó el perfume" y a veces se dice "la marca X creó el perfume".
Hoy todas las marcas de lujo tienen su marca de perfume en los Duty free. Pero eso no quiere decir que Christian Dior es el creador de los perfumes de su marca. Casi nadie sabe su existencia, pero la que se ocupó de los perfumes de la casa Dior fue su hermana, Catherine Dior. Ella fue una de las más grandes paisajistas francesas y la que introdujo los jardines perfumados en Francia. Estos jardines se usaban mucho en Inglaterra pero no en Francia.
¿Te recordás oliendo desde la infancia?
Yo me crié en una casa muy grande, modesta, de clase media. Ahí se cocinaba más complejo o menos complejo, pero todos los días. Había perro y gato. Todas las semanas pasaba un japonés que vendía plantas para jardín y le comprábamos. O sea que el jardín se iba enriqueciendo y lo trabajaba mi mamá o mi abuela que iban plantando especies nuevas. Tengo recuerdos de ir oliendo por la vida, pero no diría que lo hacía más que otros chicos. Acordate que el primer sentido que se despierta es el del olfato. Todos los mamíferos reconocemos la teta de mamá por el olor. Todos tenemos la capacidad de reconocer aromas.