Design frontiers

Rodrigo Bravo: “El espectador es quien termina de construir los objetos”

Conversamos con el diseñador chileno que expuso sus trabajos en Londres y París sobre la importancia de los materiales, la función del usuario y los desafíos de la profesión luego de la pandemia.

Por Silvina Vitale

31.05.2022

Desde lo pequeño a lo más espacial, el campo en el que se mueve Rodrigo Bravo, diseñador chileno, va desde objetos y muebles hasta grandes proyectos de arquitectura interior. Formado como diseñador industrial se define como uno integral con inquietudes de un extremo a otro de la escala. Sus obras, además de contener una gran carga conceptual, abrazan el entorno geográfico y un marcado interés por la mecanización de los objetos.

Luego de presentarse en las galerías más importantes del mundo, entre otras Mint Gallery en Londres o Bensimon en Paris, finalmente pudo exhibir su obra en su país. “Me dio mucha alegría poder mostrar aquí lo que tanto hemos presentado afuera”, admite Rodrigo Bravo. Así en mayo pasado inauguró Atlas, la primera retrospectiva de su estudio en Chile, que se convirtió además en la muestra inaugural de Gallo, galería dedicada a la arquitectura y al diseño. Más de cien piezas entre bancas, asientos, lámparas, estanterías, trofeos, sitiales, sillas y vasijas, formaron parte de una selección que osciló entre forma, materialidad y función; dándole al espectador un rol protagónico. Bravo pone en evidencia su desvelo por traer su entorno y valorizar sus materialidades, de manera que lo mineral y lo pétreo, dominan su obra.

Fintual. PH: Carlos Molina/Gentileza Rodrigo Bravo.

¿Por qué decís que tus objetos tienen una carga geográfica importante?

Mucho de lo que diseño está relacionado con los minerales que hay en Chile, hay una investigación profunda en ese sentido. Existe un esfuerzo por trabajar en función de nuestra geografía, sobre los materiales que aporta nuestro territorio, en específico nuestra cordillera. Y, también estos objetos tienen un énfasis en la mecanización, en la producción industrial. Es decir, no son objetos únicos, sino que trabajan en función de la serialidad, si bien se trata de series muy cortas, igualmente persiguen el objetivo de la repetición, son objetos replicables.

¿La singularidad se hace presente de alguna manera?

Claro, porque más allá de que la forma sea la misma, el objeto es distinto porque trabajo mucho con piedras y es imposible encontrar dos de estos objetos de piedra idénticos. La forma, que está definida por este proceso más mecánico e industrial, puede ser igual, pero el material varía, en algunos casos diametralmente con otro color, con otra textura y eso le aporta un sentido singular.

Prodemu. PH: Carlos Molina/Gentileza Rodrigo Bravo.

¿Cuál es tu punto de partida a la hora de crear?

Me inspira mucho nuestra geografía, la particularidad del lugar donde habitamos, esta es una variable inevitable e ineludible en mi práctica. Me parece que uno de los grandes argumentos para definir una obra es en función del lugar que uno habita. Si fuese solo por formalismos uno podría terminar haciendo lo mismo que un diseñador en Dinamarca. Pero hay algo que está arraigado a la geografía, a las culturas, a lo que había antes de lo que hoy se considera Chile, algo así como el Chile antes de Chile, esos son los rasgos que me llaman la atención y que, de alguna manera, me motivan o influyen mucho en mi práctica. Otro aspecto que define mi proceso creativo es el estudio de técnicas y tecnologías industriales, soy un aficionado de los talleres, vivo prácticamente con un pie en ellos, desde los de metalmecánica, tornería, terminaciones de los distintos metales, canteras. Son distintos mundos de producción en los que me gusta investigar, busco desafiar esos procesos, cruzarlos.

¿De qué forma los desafías?

Por ejemplo, desde hace un tiempo hasta esta parte sigo mucho esta idea de darle visibilidad a ciertos materiales o terminaciones de objetos que son comúnmente invisibilizados por ser más industriales o propios de contextos que no son tan deseables por el mundo del diseño.

¿En cuáles de tus obras podemos verlos?

Hace un tiempo presenté en la Argentina, en Buenos Aires, una serie de objetos realizados en tubería metálica diseñada en función de la minería. Se trata de relaciones más industriales porque comúnmente esas cañerías de gran diámetro están bajo tierra, entonces literalmente son materiales que están invisibilizados, no están hechos para habitar un contexto cotidiano, doméstico. Decidí mirarlos y desarrollar algo en función de ese material y, en cuanto a la terminación y el acabado de estos objetos, se utiliza por lo general un arenado y un baño de zinc, que suelen emplearse en elementos que no se ven como tornillos que quedan escondidos o bisagras ocultas. Mi idea fue tomar ese acabado y ponerlo en relevancia, en contexto, y que sea un elemento que se visibilice, se trata de poner estos procesos invisibles en valor.

Monroy. PH: Carlos Molina/Gentileza Rodrigo Bravo.

Cuando mencionás que buscás poner materiales o procesos en valor, ¿te proponés interpelar o sorprender a quien observa tu trabajo a partir de estas elecciones?

Creo que a veces simplemente se trata de objetos que plantean nuevas preguntas, me interesa precisamente eso de los objetos, que propongan un diálogo que no sean respuestas cerradas. Existen objetos están ahí, se ven, pero son impenetrables, yo busco lo contrario que dejen espacios abiertos a las preguntas. Muchos de los objetos que diseño tienen esta carga conceptual. Por ejemplo, diseñé unas especies de vasijas que ofrecen una función que no está tan claro cuál es, entonces formulan más preguntas que respuestas. La idea es plantear objetos que generen un diálogo que dejen espacios abiertos al cuestionamiento.

¿Qué rol cumple el espectador en tu proceso?

Es quien termina de construir el objeto, el usuario es quien decide la función definitiva de muchos de los objetos que creo. Son funciones abiertas que uno plantea desde el diseño, pero es el usuario el que decide el uso final, ya sea por la posición, la ubicación dentro de la casa, el contexto. Por ejemplo, hay una colección que desarrollé en 2012 que se llama La Familia y se trata de una serie de contenedores de madera y cobre, son siete objetos distintos que se combinan, son apilables, y finalmente uno diseña un set. Es decir, el usuario decide si se trata de un objeto vertical o no, si tiene una forma u otra. El usuario tiene mucha propiedad en torno al objeto.

Onlyjoke Store. PH: Carlos Molina/Gentileza Rodrigo Bravo.

Diseño post pandemia

Además de presentar Atlas, el fundador de Estudio Bravo (2005), se encuentra actualmente en el desarrollo de diversos proyectos de arquitectura interior, y también en el diseño de una serie de mobiliarios de uso abierto que pueden habitar espacios interiores y exteriores. Los mismos están desarrollados completamente en aluminio y son mecanizables y armables. “Por un lado, hay una idea de bajar el uso energético detrás de la colección y también una búsqueda de que estos muebles, que están en un espacio intermedio entre exterior e interior y son bastante escultóricos, habiten un espacio desdibujado entre el mueble y la escultura”, explica Bravo.

Premiado a nivel internacional en New Designers Award, Elle Decor (Londres, Inglaterra 2013), también obtuvo el primer del “Young International Designer”, Architect & Interiors India Aces of Space Design Awards (Mombay, India 2012), entre otros reconocimientos, asegura que, a nivel mundial, el diseño se encuentra en una etapa de metamorfosis. “Previo a la pandemia el mundo del diseño ya se encontraba en una etapa de adaptación o de cambio y este corte que generó el coronavirus, con lógica interrumpió ese camino y esas piezas se están reacomodando, cuesta visibilizar alguna tendencia que está imperando. Pero, un aspecto ineludible y evidente es la incorporación de la sustentabilidad en todos sus aspectos, medioambiental, económico o social, cultural. Son conceptos y variables que el diseño empieza a asumir como una necesidad y un punto de partida. Creo que, finalmente, el diseño va a asumir una función real y no cosmética en función de estas variables”, reflexiona.

Por otra parte, en la experiencia particular del trabajo de su estudio durante la pandemia, un factor preponderante fue la considerable disminución de la oferta de materiales y elementos importados lo que obligó a agudizar el ingenio. “Nos llevó a construir desde las limitaciones lo cual me parece súper interesante porque hacerlo desde la libertad tiene poco mérito. Me parece que es ahí donde el diseño gana bastante, siento que en el ámbito de proyectos de arquitectura interior y mobiliario hemos estado diseñando desde los límites y eso nos obligó a desarrollar soluciones creativas, mucho más elementales, más sencillas, pero no menos bellas y eso es algo que está pasando a nivel mundial”, concluye.